Olha que coisa mais linda

Olha que cosa mais linda, blog cuya URL tiene un error ortográfico provocado voluntariamente para conseguir que no estuviese cogido ya por otra persona, es la respuesta a una larga lista de peticiones para que fuese escribiendo un diario online de mis aventuras y desventuras por el año que pasaré en a cidade maravilhosa.

31 octubre 2006

La comida a quilo.

Aquí los que proliferan por todos lados son los "restaurantes a quilo", como los llaman.

La idea es muy buena y yo no la he visto por allí (uhmmm y si la importamos??). Consiste en un tipo de bufet libre en el que en lugar de pagar algo fijo (que suele ser bastante) y comer todo lo que te dé la gana, con el consiguiente desperdicio de dinero cuando se trata de gente que coma poquito (generalmente la novia, :P), pues tú te llenas el plato hasta donde te apetezca de una gran variedad e comidas de todo tipo y en la caja te pesan la comida y pagas en función de X reales los 100g de comida.

Como si fuese la tienda de chucherías al peso, pero bastante más nutriente, claro.

El caso es que normalmente la comida ahí está bastante buena y hay mucha variedad. Toda vale lo mismo (esos X reales los 100g). Suele haber ensaladas variadas, muchas de ellas con gran mezcla de frutas tropicales y verduras normales, para luego pasar a frituras (la mayoría de ellas no conocidas en España) y platos calientes (siempre hay carnes estofadas, pescados, etc...).

La bebida va aparte.

Y lo bonito de todo esto es que suelen ser muy baratos. Estamos hablando de entre 1,5 y 2 reales cada 100g... algo así como entre 0,60 y 0,80 €. Concretamente, muy cerca de casa, a apenas cuatro cuadras (manzanas), tenemos uno a 1,59 reales. Ayer fuimos y yo me cebé (había salido a correr por la tarde y estaba canino). Y después de llenarme un plataco lleno de todo (un poco de cada cosa), lo pesé y pagué 9 reales (3€ y poco).

Lo bueno es que está todo Río lleno de estos restaurantes (o al menos la zona turística y de oficinas, las dos por las que nos movemos) y a la hora de comer en el curro siempre vamos a uno de ellos, sobre todo a dos de ellos, que están a 1,55 y 1,65 respectivamente. Eso sí, tampoco es plan de cebarse todos los días, claro, con lo que normalmente, poniéndote un poco de ensalada, un filete y algún que otro complemento, no suele pasar de poco más de cinco reales y algo o seis, unos dos o dos y pico euros.

Jeje... eso sí, hay que tener la cabeza fría, porque a la mínima que te despistes, te fijas y tienes un platazo enorme delante de ti antes de pesarlo (y claro, tampoco te vas a dedicar a quitar comida que ya te has puesto en el plato, no?).

Esta tarde después de currar vamos a ir a un mercado artesanal que hay por el centro. Creo que se va en metro (aún no hemos montado en el metro de Río de Janeiro) y tienen de todo un poco. Debe ser algo así como el Rastro, solo que lo ponen todos los días. Está en una zona que se llama Uruguayana.

Hay cambios en lo de la Capoeira. He recibido tirones de orejas de gente en España que voga por que no me meta en las favelas. Desde allí no se ve igual que desde aquí. En serio. La favela no tiene un peligro acechante constante ni mucho menos y son sitios tranquilos. No digo que no sean peligrosos, claro que lo serán, pero el peligro no es el de que te estén esperando ahí para robarte lo que tengas (amigas nuestras llevan meses yendo y no teniendo ningún problema). El problema puede venir si se tiene la mala suerte de que alguna banda del narcotráfico que quiera el control de la favela, la invada en riadas de decenas de personas armadas y a ti te pille justo ese día por allí en medio. En ese caso, claro está, puedes quedar muy mal parado. Pero eso no pasa todos los días, ni todos los meses. Se habla que ocurre muy de vez en cuando, te hablan de una reyerta el año pasado, otra hace tres años y así, donde murieron seis personas... y cosas así.

Pero bueno, el caso es que ayer fui al gimnasio que nos regalan junto con la academia de portugués y da la casualidad que tienen clases colectivas de capoeira tres veces a la semana incluidas en el precio (lo único que tenemos que pagar son los 75 reales de la matrícula (no llega a 30€)). Así que por petición popular, pasaré de la capoeira de la favela e iré a la del gimnasio. Es un día menos a la semana, pero bueno, es un ejercicio más que suficiente. Aparte de que también podré ir a otras actividades existentes en el gimnasio.

Bueno, nada más por hoy (ya hablaré de lo de las clases de español (¿?¿?¿?¿?))

Saludos!!

PC

30 octubre 2006

La diferencia de clases.

En ningún lugar del mundo he visto una diferencia social tan grande como la que veo a diario en Brasil.

En la actividad de la calle, más o menos, todo el mundo va a su bola y todo el mundo es más o menos igual. Vas, vienes, haces tus compras, vas a la playa, haces deporte, etc... y si no te fijas en nada más, es como cualquier otro lugar.

Pero si te da por implicarte un poco más y observar la realidad social en la que vives, te das cuenta que en cuestiones de servicio, hay dos bandos claramente diferenciados.

Por un lado está el rico. Blanco o negro, aunque normalmente blanco. Carente de carencias. Cómodo, seguro, moviéndose en coche o en taxi. Trabajando en alguna oficina. Vistiendo en camisa. Yendo a fiestas con lista de admisión y pagando veinte o treinta reales para entrar. Por otro lado está el pobre, muy servicial y siempre, absolutamente siempre, negro. Su trabajo está siempre en servir. Él puede ser el conductor del taxi o del coche del rico, el que le abre la puerta cuando llega a casa o al trabajo, el que pone los productos de la compra dentro del supermercado, el que le trae las pizzas a casa, el que carga con las bebidas y los helados en la playa para que el otro no se tenga ni que mover, y un largo etc...

Pero la cosa no acaba en donde trabaje el rico y para qué rico trabaje el pobre. La cosa está en que si te fijas un poco más, hay una sensación constante, una costumbre totalmente mimetizada por los habitantes brasileños de que tal división es normal y que cada cual nace en una de las dos condiciones y que nunca se va a mover de ella. Y la cuestión está en que ese absoluto reconocimiento de esta realidad social está radicado tanto en el rico como en el pobre; asumiendo ambos como completamente normal que toda esa injusticia exista y tan injusto es, que da la sensación que se llega a ver que ven que es justo.

El rico debe tener su servicio. Todas las casas, pero no sólo las antiguas. La nueva construcción incluye todo un dispositivo arquitectónico que permite que esta diferencia de clases siga siendo como es. Así, cualquier edificio, sea nuevo o sea viejo, tiene un portal "social" y un portal "de servicio", un ascensor "social" y un ascensor "de servicio". Las puertas de las casas, que también son dos, el cuarto de servicio, que SIEMPRE existe con su baño propio y que siempre está detrás de la cocina. en fin, podría seguir enumerando detalles, pero creo que se entiende a lo que me refiero.

El caso es que a ti, como habitante de Río de Janeiro, te toca la obligación de, en tu vida diaria y en el trato con el resto de las personas, tener que ponerte en alguna de las dos partes, dándose en nuestro caso la lógica situación de que, como trabajamos dentro de una oficina y no tenemos que servir directamente a nadie, estar del lado de los "ricos". No nos queda otra.

Luego por supuesto está en ti comportarte o no como la mayoría de los ricos se comportan con la clase que les sirve. Hay una falta de respeto increíble con el trabajo de la clase servicial, siendo tratados constantemente como si fuesen un calado humano muy inferior al que le corresponde, esto es, al de personas normales y corrientes.

El otro día, cuando nos disponíamos Chechu y yo a ir a hacer surf, él se despistó y no se dio cuenta de lo que hacía, cometiendo el pecado de salir con la tabla de surf por el portal “social”, donde, como el resto de portales, lucía una impecable alfombra roja. Chechu pidió perdón al portero, que ya nos lanzaba una sarta de improperios a modo de consejos morales y vete a saber qué más, y nos fuimos mientras me explicaba que la comunidad no quiere que si se va en bañador o con tabla de surf o de cualquier forma que represente un hábito informal, se salga por el portal principal para que los vecinos no se tengan que cruzar en el ascensor con gente de tal guisa. Luego llegó lo bueno, cuando volvimos, Chechu sí que se acordó, y entramos por una puertecilla enana que está a cinco metros de la puerta principal social. De dicha puerta, donde Chechu tuvo que hacer malabares para conseguir entrar con la tabla sin que ésta se le cayese, bajaban unas escaleritas que iban a dar a unos pasillos donde se situaba la lavandería, los cuartos de limpieza, etc... Para más datos, dos cucarachas del tamaño de la tabla de surf corrían por el lugar como Pedro por su casa. Y ahí al lado, el ascensor de servicio, para que el rico nunca se tuviese que cruzar con el personal de servicio.

Bah, es sólo un caso... pero es que es así todo.

Y mucho racismo. Pero no racismo de meterse con los negros y tal, que eso también lo habrá, como en todos los sitios. Es racismo de asumir que son los negros los que llevan el papel de pobres y de ellos mismos por también asumirlo y quedarse con el trabajo servicial. Es mucho generalizar, pero hablas con cualquiera y es lo que te dice.

Ayer estuvimos en la playa. Muy tranquilos. (Un estrés que no veas) Nuevamente en la de Ipanema, donde las olas estaban más tranquilas que la otra vez que fuimos. Estuvimos Chechu, la francesa, la finlandesa, José Antonio y su novia. Parece que poco a poco vamos montando un grupito guay. Pena que no haya brasileiros, para aprender bien portugués, pero bueno, con la finlandesa, todos los demás nos vemos obligados a hablar en portugués, ya que ella no habla español :D. Algo es algo.

Seguiremos hablando.

Saudos!!

PC

Buen fin de semana

Dos grandes días han pasado hasta llegar a hoy domingo sin haber tenido tiempo de escrbir hasta ahora.

Ambos días fuimos por Lapa, el barrio céntrico donde ya estuvimos la primera noche que salimos y donde se concentra gran parte de la movida nocturna actual de Río de Janeiro.

El viernes fuimos con Ana, la finlandesa, (no sé por qué digo “la finlandesa” si creo que aún no la había mencionado en el diario) y una amiga suya brasileira. Estuvo muy bien al principio la noche, con un concierto gratuito de un grupo de Mangueira, el barrio de nombre homónimo a la escuela de samba que suele ganar todos los años en el carnaval. Así que música en vivo, samba y mucho baile. Pena que la amiguita brasileira de Ana no supiese bailar samba (no¡!¡!) y no nos permitiese a los gringos hacer nuestros primeros pinitos en el baile genuino. Todo esto bañado con caipiriñas, claro, como siempre :D.

Sin embargo luego la noche se rayó un poco y el resto fue demasiado pateo para al final no terminar entrando en ningún bar de la zona. Así que ya más tarde, a eso de las 3 de la mañana, nos volvimos para casa.

Ayer sábado por la mañana, la cosa consistió en parasitar un poquillo al principio y llegada la tarde quedé con Chechu (becario el año pasado y actual trabajador en Gas Natural Río), que es el que comenté que hacía surf, para “ir a ver cómo estaba Copacabana y si se podía, coger unas olitas”. Así que nos armamos él con la tabla de surf y yo con el body board, ambos suyos, y hacia el centro de Copa que nos fuimos.

Iba con ilusión, pero se me quitó de un plumazo en cuanto entré en el agua y vi que iba a ser imposible siquiera llegar a la posición donde la gente se dispone a coger las olas. ¡Menudas eran! Cuanta enormidad. Yo acostumbrado a la bahía de Cádiz, donde te pones de pie esperando tranquilamente un remolinillo de esos que vienen y que la gente llama olas para tirarte tranquilamente encima de ellas. Y aquí que ni me atrevía a entrar por miedo a salir volando en alguno de aquellos mounstruos. Y eso que Chechu me dijo que Copacabana estaba bien para empezar, porque las olas eran más pequeñas. Bueno, luego también me confesó que concretamente ayer fue un día bastante chungo para comenzar, que no solía haber olas tan grandes y que veríamos algún otro día para haber si había una mar algo más tranquilita.

Cuando volvimos a la orilla, lógicamente, nos habían robado la mochila. La verdad, cuando la dejamos ahí sin cuidado alguno, lo vi muy claro; pensé “nos lo quitan todo fijo”. Pero bueno, él es el que vive aquí desde hace casi un año, así que dije, “si lo hacen los locales, lo haremos también los visitantes”… jeje… pero de poco sirvió tal confianza. Por suerte, todo lo de valor lo había dejado en su casa: dinero, tarjeta de crédito, documentación y móvil. Básicamente, me quedé sin gafas de sol, chanclas y camiseta. Él salió un poco peor parado, ya que además de estas cosas, perdió algo de dinero, el pareo, las palas y, sobre todo, las llaves de casa.

En fin, una experiencia más. No hay más problema. Y dos lecciones aprendidas: una, no llevar nada, absolutamente nada de valor a la playa (sobre todo si no habrá forma de que alguien se quede vigilando las cosas); y dos, cuando quieras iniciarte en el bodyboard, no lo flipes y vete a Cádiz.

Y por la noche seguimos explorando los lugares a donde llevaré a los colegas cuando vengan por Brasil. Muy bueno el de anoche. Democráticos se daba a llamar. Era un sitio grande donde había un grupo de como diez tocando música en vivo. Samba y Bossa Nova, por supuesto. Y todo el mundo allí bailando. Tristemente, una vez más, aunque fuimos con otras dos amiguitas brasilerias de Ana, además de con Chechu y la novia de José Antonio, que llegó ayer de España para pasar un par de semanas, nadie sabía bailar bien Samba, con lo que me quedé con las ganas nuevamente de experimentar tal baile. Yo pensaba que aquí todo el mundo sabía y que a cualquiera que le preguntases sabría bailar. Bueno, supongo que pasa un poco como con las sevillanas o algo así en España, que igual llega un guiri y te dice “oye, enséñame a bailar sevillanas” y te dan ganas de decirle “vale, y tú a mí enséñame a bordar a punto de cruz”. Lo otro bueno del sitio, que las caipiriñas estaban a 4 (algo así como a 1,40€). Así que es otro sitio ya apuntado para cuando las visitas europeas se empiecen a dejar caer (a ver). También estaba por el barrio de la Lapa. Estuvimos toda la noche ahí y volvimos a casa a eso de las cinco de la mañana, ya de día.

Ahora es domingo por la mañana y hace un sol radiante alterno con nubarrones amenazantes. Creo que es un gran día para ir a la playa. Espero que no haya mucha gente entre la media ausencia de sol y que hoy aquí son las elecciones generales y la gente está obligada a ir a votar. A ver si no está superpetada la playa.

Ya seguiremos hablando.

Saudos

PC

27 octubre 2006

Desde la oficina

Creo que este es el único día del año en el que voy a tener que quedarme más rato a currar. Hay una tarea inicial entre los trabajos de la beca que es lo que dan a llamar el Backup de servicios parados. Radica en, cuando todo el mundo se ha ido, hacer un backup de dos o tres unidades y quedarse sentado viendo a ver si termina o no. En principio, dentro de aproximadamente una hora debería terminar.

Supongo que no habrá problema, por otra parte, si le digo al jefe de la oficina que a cambio de estas cuatro o cinco horas de curro extra (por ahora son casi cuatro), me debería compensar con una maÑana libre o, por qué no, un viernes igualmente libre o un día de las vacaciones de navidad, cuando esté Aurora, o...

Pero bueno, a lo que vamos. Ayer estuvimos en el rondo ese de capoeira. Moló mucho. Ya no fue como la clase anterior, donde estaba el profesor, que era el único que pilotaba de verdad, y luego los alumnos, unos aventajados y otros no. En esta ocasión, ahí había saltimbanquis de aquí te espero. Menudos brincos pegaban. Entonces, una vez más, había que quitarse los zapatos. Y nos dijeron que nos pusiésemos en corro. Así las cosas, los dos que parecían que eran los que más controlaban, algo así como los líderes del grupo, se pusieron con el típico birimbao, que es el instrumento este que tocan, ahí a darle ritmo al asunto. Y otro con un tambor. Y ya por turnos, iban cogiendo los capoeirenses, hacían un pequeño rito a modo de petición de permiso para entrar en la lucha y se ponían ahí a brincar. Menudos eran.

Y todo esto bañado con cánticos, ritmo y palmas. Moló mucho. En un momento dado, me invitaron a entrar en la roda... pero no tenía mucho sentido, no? habiendo ido sólo una vez en mi vida a una clase.

Más adelante sí que me animaré, claro. Aunque sólo haga dos o tres cosillas mal hechas y me salga de nuevo para el corro.

Y luego para terminar, había como otro rito suplementario en el que vinieron a decir: "bueno, aquí hay gente que hoy no ha perdido energías... pero quien quiera comer fruta, tiene que mover su cuerpo". Así que el corro se apretó mucho más acercándose la gente y de repente lo que empezó fue a bailar lo que es el "Fogó", o así al menos es como se dice. Y eso, siempre un tío y una tía en el medio bailando esa danza, que es algo así como una mezcla de samba y lambada, según me dijeron, pero más sensual y con movimientos más explícitos. Na, muy chulo también. El caso es que la cosa consistía en que mientras estaban un tío y una tía ahí bailando, de repente llegaba otro tío como si se estuviese disputando a la chica, le pegaba un empujón al que estaba bailando y ya seguía él. Y luego igual, llegaba otra tía, hacía como que se quitaba de en medio a la que estaba danzando con el otro y se ponía a bailar ella.

Así que si te vas a creer que me dio mucha vergüenza... cuando me dio la gana, cogí, y me metí ahí dentro con un empujón al negro que estaba en ese momento bailando y seguí yo. Jeje... bueno, lo de seguí yo, es un decir, porque mis movimientos se asemejarían mucho a los de un mono borracho, por poner un ejemplo, pero bueno, tampoco me importó mucho. Y luego igual, llegó otra tía, le puso la zancadilla a la que estaba bailando "conmigo" y siguió ella y, por último, claro está, llegó otro pavo, me pegó un empujón hacia atrás y ya se quedó él.

Bah, un espectáculo. Ahí Pedro integrándose con las culturas más ancestrales del Brasil.

En fin, que me convencí del todo, hablé con el líder del asunto y el lunes empiezo ya pagando y todo (R$ 50 al mes, que no es mucho, en realidad).

Nada más. A ver si salgo ya del curro y me dispongo a ir a casa, que hoy es viernes y tenemos dos o tres cosillas a elegir (fiesta en el centro, copas por Leblón o plan tranquilo en casa con algún invitado).

Por cierto, ayer descubrí que "mais" no se escribe con "â", como lo puse en el título del blog, sino simplemente "mais". No sé, lo suyo será cambiarlo un poco más adelante.

Saudos!

PC

26 octubre 2006

Capoeira en la favela.

Ayer, como ya había dicho, quedé con Flor, la Argentina, para subir a un morro. Los morros son cerros o montañas que separan los distintos barrios de Rio de Janeiro. Ahí es donde con el paso de los años, las favelas han establecido sus principales localizaciones.

Concretamente, en este caso se trataba del Morro de Cantagalo, que separa Copacabana de Ipanema. Para no ir solos "ante el peligro", ella había quedado a su vez con un chico colombiano que había conocido en las clases de capoeira de otro lugar, y que vivía en esta "comunidade", que es como se dan a conocer desde dentro a estos barrios (se lee comunidayi).

La subida es toda una experiencia, una mezcla de sensaciones y estados anímicos y físicos bastante explosiva. Realmente no es una cosa que veas como el fin del mundo, como mucha gente puede pensar antes de verlo. En realidad es un barrio más o menos normal, aunque con las calles algo más pequeñitas y descuidadas. Pero la gente está por la calle, y hay tiendas, puestos de fruta, negocios y bares como en cualquier otro sitio. Y los niños están jugando por la calle a la pelota o a la comba y otros jóvenes yendo y viniendo, pero sin peor ni mejor pinta que en el resto de los barrios. Y la mayoría de los edificios que vas pasando, aunque menos altos que en otros bares, tampoco es que parezcan ruinas. Eso sí, claro, yo fui apenas por las dos o tres calles principales del barrio. Saliéndote un poco de ahí, seguramente la opinión cambiaría, claro.

A todo esto se suma, que la subida es espectacularmente dura. Físicamente hablando, me refiero. En realidad, se trata de subir una montaña enorme en muy poco espacio. La subida es muy muy empinada (y cada vez va siendo más). Yo iba pensando que poco me quedaba por hacer ya como entrenamiento, es decir, cuando llegué arriba del todo, creo que ya había sudado todo lo que tenía que sudar. Sin embargo, estaba muy equivocado.

Arriba del todo hay un antiguo hotel que se abandonó como hotel. Bastante grande. No sé si antiguamente los morros eran barrios más normales, porque se te hace raro ver un hotel tan grande y con tan buenas vistas como el que está allí arriba.

Hoy día, el hotel es la sede de una asociación sociocultural tipo ONG que se encarga de realizar actividades variopintas y talleres de todo tipo para jóvenes. Es fácil ver que parece que se trata de un movimiento que lo que pretende en definitiva es mantener a los jóvenes ocupados en algo, aprendiendo unos valores y una filosofía del arte, la cultura y el trabajo que intente hacer que, a pesar de estar creciendo en la comunidad, rodeados de todo lo que ello conlleva, adquieran una responsabilidad ante la vida y ante la mejora de una sociedad, la del barrio, ya de por sí bastante deprimida socialmente.

Pues nada. Llegamos allí arriba, donde ya algunos estaban estirando. Nos presentó el amigo de Flor que nos había llevado hasta arriba y nada, directamente nos dijeron que nos quitásemos las zapatillas y que comenzásemos a estirar. Al momento, nos cogió el tío y nos dijo, a ver, venid para acá, y llegamos y la cosa consistía en sentarse en el suelo con las piernas abiertas y dos tíos con sendas cuerdas atadas a tus tobillos tiraban en el sentido de abrir más las piernas.

Te decían "fale quando ta bom", "dí cuando sea suficiente", jeje... y yo, que casi al sentarme ya estaba bastante dolorido, era en plan "ta bom!!! ta bom!!!"... jeje... allí la gente se reía y, en realidad, lo recuerdo con diversión... pero dolía un huevo y parte del otro. Y yo qué sé, la gente con mucha complicidad y sabiendo lo que yo estaba pasando, se portaba bien y me preguntaba que qué tal y demás. Muy buen rollo

Luego la clase siguió para adelante, y más o menos fui haciendo lo que decía el monitor de aquello a pesar de que después del estiramiento casi no podía más. Y tras hacer varias monerías por allí para estirar y calentar músculos y articulaciones, comenzó el aprendizaje de la jinga, de jingar, que no es otra cosa que el movimiento básico y típico del capoeira (quien haya visto cualquier documental, sabrá de lo que hablo).

En realidad, la clase moló mucho, porque ya desde el principio hicimos cosas que era justo lo que te imaginabas del capoeira. Lo de jingar, lo de lanzar alguna patada, lo de esquivar otras... siempre con algún compañero que sabía lo que hacía. Por supuesto, ayer... y durante los próximos 3 meses mínimo, lo que pareces es un pato pegando coletazos para un lado y para el otro. Absolutamente lleno de imprecisiones y con carencia de fuerza en piernas y brazos para hacer la mitad de los ejercicios que nos mandaban.

Pero en fin, como todo, será cuestión de seguir practicando y ver si con el tiempo voy mejorando. Por lo pronto, lo único que he cogido es un dolor de piernas espectacular. Por suerte, en contra de lo esperado, la espalda no me duele mucho, a pesar de lo propenso que soy a tener los lumbares más p'allá que p'acá.

Por ahora, pues, seguiré yendo, a pesar también de lo duro del camino para ir (vaya montaña).

Y lo bueno llega hoy. Si no entendí mal, esta noche hay lo que se llama un Rondo de Frutas. Un rondo es lo típico que se ve de un montón de brasileiritos vestidos de blanco y en corro, mientras por turnos, dos en el centro practican la lucha que representa el capoeira. Lógicamente, yo sólo iré a mirar, claro. Lo bonito además, es que esta noche para ir hay que llevar fruta. Lo que sea; manga (mango), papaia, sandía, ananas, chirimoya, bananas... lo que sea. Entonces, los coleguitas se ponen "a jugar" ahí a saco, al ritmo del birimbao y cuando terminan, pues lo que toca es comerse toda la fruta.

Me gustó porque el ambiente está exento absolutamente de temas de alcohol y demás. Dijeron que nada de traer cerveza u otras bebidas alcohólicas. Sólo fruta y refrescos.

Así que nada, he vuelto a quedar con Flor, y esta vez vendrá José y nos plantaremos de nuevo allí arriba. Esta vez sin compañía a la hora de subir, pero, una vez más, no habrá problema alguno.

Además, el tiroteo con metralletas que escuchamos ayer desde casa, seguro que ni siquiera fue en el morro, sino en algún otro sitio. Que la gente ya escucha tres o cuatro ráfagas y ya está diciendo, ea, venga, ya están en las favelas... qué poca consideración.

Hoy tenemos nuestra segunda clase de portugués. También apetece. :D

Y poco más por hoy. Se despide el reportero con las piernas más doloridas de Cantagalo.

Saludos.

PC

25 octubre 2006

Ya de vuelta por Brasil.

En Argentina, como cabía esperar, todo fue estupendamente bien. Aparte de el nucleo central de mis estancias en Córdoba, que consisten en estar mucho rato en casa de mis abuelos haciendo simple compañía y hablando de planes futuros y presentes, el sábado por la noche salí con mis primos, los compañeros de trabajo de uno de ellos y sus respectivas queridas.

Estuvimos primero tomando unas cervezas y unas pizzas en unas terrazas muy concurridas por el centro de la ciudad. Allí lo normal es sentarse y, en lugar de cada cual pedirse lo suyo, lo que te traen son los litros de cervezas a compartir (pero las botellas en plan litrona). Y nada, conversando mucho, contando cuentos (chistes) y demás cosas. Además, como siempre que voy, me toca contestar a las típicas preguntas:

¿Vos no sos de acá, no?
¿Sos gallego?
¿Y de qué parte de España?
¿Y qué andás haciendo acá?
¿Y hasta cuándo te quedás?
¿Y te gusta La Argentina?

Muy divertido siempre, claro :D

Después de la terraza, nos fuimos a un bar-pub muy chulo y muy grande. De dos pisos. Yo al entrar pensaba que iba a ser lo peorcito en cuanto a música. Vamos, al menos en España los bares que son así, están infectados o de música electrónica o de ritmos caribeños. Pero no, grata fue mi sorpresa cuando en el piso de arriba teníamos montado un concierto de un grupo local de rock, que para mayor sorpresa si cabe, tocaron alguna canción conocida de algún artista argentino bien conocido... tipo Calamaro, etc...

Y el resto de la música en el sitio, cuando se acabó el concierto, también se dejaba gustar.

Rememoré esa noche lo increíblemente barato que se puso Argentina para los que tenemos Leuros después de la debacle del corralito. Cada peso pasó a ser cuatro pesos y aproximadamente ése es el cambio actual: 1€ = $3,9

Pero claro, cuando se devaluó por cuatro la moneda, no le pasó lo mismo a los precios, es decir, los precios no se multiplicaron por cuatro. Simplemente subieron un poquillo.

Eso hace que hoy día llegar con euros es tener mucha mucha pasta allí.

Algunos ejemplos:

Carrera media de un taxi (algo así como 4 km) --> Nunca llega a 5 pesos
Copa en el macro bar ese al que fui --> 7 pesos
45 minutos en un ciber --> 90 centavos de peso
Dos pizzas grandes en pizzería tipo --> 13 pesos
Tarta en plan roscón de reyes que un vendedor ambulante te vende un un parque cuando estás con toda la familia --> 3 pesos
Llegar a Argentina, cambiar 20€ y estar todo un fin de semana yendo, viniendo, invitando y saliendo con tus familiares --> No tiene precio

Brasil no tiene nada que ver con eso. Aquí tienes que estar mirando cada precio, porque si te descuidas, te la clavan a base de pensar (bah, estoy en Brasil, las cosas son baratas). En general aquí, lo que es comida y bebida sí que es más barato. Cenar en un restaurante y eso, también. Pero pocas cosas más. La ropa es algo más barata, pero muy poco; y, en general, cualquier cosa en una tienda de lo que sea que esté más o menos bien, vale lo mismo que en España. El transporte, por ejemplo, es un poco más barato cada billete individual, pero oh, sorpresa, no hay bonos ni nada, así que al final te estás dejando un dinerito no pequeño solamente en ir y venir a trabajar. El taxi también es más barato, pero no muuucho más barato.

En fin, que al final la cosa sale muy bien a fin de mes... pero menos de lo esperado. Pero claro, ahí pienso yo en el becario de Buenos Aires, Emilio, que cobra apenas 1000€ menos que yo al año y debe estar viviendo como un rey... con su séquito, sus palacios y toda la pesca incluida.

En fin, no sé, "mala suerte" en ese sentido. :S

De Argentina, poco más. Muy bien el viaje de vuelta. Toda la puntualidad que no tuvimos en el viaje de ida, la recuperamos en el de vuelta, llegando el avión, incluso, diez minutos antes de la hora prevista.

Eso sí... volé de madrugada... y tuve que dormir lo que pude en el avión... o sea, nada. Así que ayer en el trabajo era como un zombi. Para colmo, cuando quedaban 20 minutos o así para irnos a casa, me dio por coger una carpeta de una estantería de un mueble que normalmente está petao de cosas. ¿Y qué pasó? Obviamente, cuando fui a mover dos carpetas para coger la que a mí me interesaba, catacrack, todo al suelo... y ponte a recoger los miles y miles de papeles que habían cubierto toda la zona anexa a ese mueble. Y encima, para más risotadas de mis compañeros, de todos los papeles que aparecieron, el que más se veía: una revista de moda donde había una modelo como dios la trajo al mundo... surrealista. Un coñazo luego tener que ponerme a recoger todo.

Y cuando llegué a casa, no era persona. Eso sí, quedaba la clase de portugués. La profesora es muy simpática. Se parte de risa con las diferencias entre español y portugués y lo que nos cuesta entender ciertas cosas. El idioma es muy curioso. Dos botones para el primer día:

- Primera curiosidad: los pronombres así en plan estricto son: eu, tu, ele, nós, vocês, eles. Parece que hay que entender 6 formas verbales, no? 1ª, 2ª y 3ª del singular y lo mismo del plural, no? Vamos como en español, no? Pues no, resulta que con aprendernos las formas del "eu", del "ele" y del "eles", ya nos vale. A ver si me explico:

+ "Eu", es yo. Esa es impepinable y hay que aprenderse la conjugación de los verbos.
+ "Tú" en Brasil no se usa, se usa você, y se conjuga como la 3ª del singular (igual que en español): você come
+ "Ele", que es la tercera del singular, pero coincide con você: vocé/ele come
+ "Nós" no se usa en Brasil. La gente para decir nosotros dice "A gente" (la gente), y se conjuga también como la tercera del singular, así que otra que entra dentro del mismo saco: você / ele-ela / a gente come = usted (tú) / él-ella / la gente (nosotros) come
+ Vocês es la segunda del plural, pero se conjuga igual que la tercera (ustedes en español): vocês comem
+ Eles / Elas es la tercera del plural y coincide con la 2ª del plural: vocês / eles comem = ustedes / ellos comen.

Dicho de otra forma más clara, para estudiar el yo tú él nosotros vosotros ellos, hacen así:
eu como
você / ele - ela / a gente come
vocês / eles - elas comem

Y se quedan tan agusto.

Es un lío, pero es divertido. Sobre todo verles diciendo algo así como: "Amanhâ a gente almoçará num restaurante"... Te dan ganas de preguntar... vale... pero qué gente? Y realmente lo que significa es: "Mañana comeremos en un restaurante".

- Segunda curiosidad

Apellido se dice sobrenome.
Y sobrenombre se dice apellido.

Ah, sí... y mejor no digo cómo se dice "Yo tengo 27 años". jeje... aunque ésa es bastante famosa, no?

Están locos estos romanos.

Pues poco más. Simplemente decir que esta noche voy a ir a conocer a un grupo de Capoeira. Como dice mi amigo Ricardo, y alguna vez dijo Alberto, la verdad... no me veo... no me veo... pero en fin, habrá que probar aunque sea por ver cómo es y si me gusta, pues sigo :D

Nada más...

Mañana sí.

Taluegooo

PC

24 octubre 2006

21/10/2006
[Posteando el martes 24/20/2006 lo que he escrito a lo largo del fin de semana (dos posts). Mañana lo completo con el resto de cosas que hice por Argentina y el viaje de vuelta]

Ayer, finalmente, pude llegar a Argentina.

El vuelo llegó a Córdoba con tres horas de retraso. Con una resignación inevitable y una cara de zombi que delataba mi cansancio. Encima, una vez en tierras cordobesas, no había acabado todo, porque quedaba una larga cola en el control de pasaportes y otra también para la revisión del equipaje (aquí te revisan el equipaje tanto en el lugar de partida como en el de llegada).

Aunque más cansados quizá, estaban mis padres y dos de mis tías, que habían ido a recogerme hacía una eternidad. Pero bueno, llegué, que era de lo que se trataba, y todo retraso, lógicamente, era ajeno a la empresa.

Y hoy, con mucha ilusión, he visto a mi familia argentina. Tí@s, abuel@s y prim@s. Con éstos últimos, con los dos mayores concretamente, sin comerlo ni beberlo ya hay planes para esta noche. Además, voy a conocer el apartamento de uno de ellos, Pau, que viene a ser la casa que era de mi abuela, pero es donde él se está quedando de prestado.

A partir de ahí, parece ser, montaremos algo por la noche cordobesa. Es inevitable que cada vez que vengo, se arme alguna buena con ellos, pero también es normal... en esta ocasión, hacía tres años que no nos veíamos, y suele ser así siempre, con lo que todas las veces son dignas de ser aprovechadas.

Pero hasta ahora nada nuevo más.

Seguiré escribiendo.

Saudos,

PC

20/10/2006

Estoy en sudamérica.

Nada que no sepamos ya desde hace un par de semanas, ¿no? Pero es que ahora mismo me estoy dando de frente con la cruda realidad que ello lleva a veces consigo.

Hay un "gag" de Les Luthiers en el que parodian una compañía aérea tipo que dan a llamar Fly Airways. Comienza una presentación en la que con palabras grandilocuentes simulan un anuncio de la empresa, pero sin decir nada, claro. Algo así como "Vuele con Fly Airways, no se arrepentirá. Nuestra flota de aviones es la más moderna del país. El servicio de abordo es la envidia de nuestros competidores", y otras frases por el estilo, para terminar diciendo:

"Si busca puntualidad!! si busca eficiencia!! Todo ello lo encontrará en..."

...

"Europa y Estados Unidos... nosotros le llevamos allí!!!"

Pues bien, me acaba de pasar exactamente eso.

Estoy ahora mismo en Portalegre, ciudad brasileira por la que sólo debía pasar para hacer escala en mi vuelo Río de Janeiro - Córdoba. De hecho, ni siquiera me tenía que bajar del avión. Sin embargo, una vez en tierra tras el primer trecho de viaje, la voz del Gran Hermano nos ha dicho "Hay una avería en el radar del centro de control de Curitiba, por lo que ningún vuelo está despegando ahora mismo del aeropuerto de Porto Alegre. Desembarquen y esperen las indicaciones de nuestro personal de tierra".

Así que aquí estoy, rodeado de pasajeros indignados que se llenan de razón cada vez que abren la boca en la sala de espera del aeropuerto de esta ciudad de nombre paradójico para el momento.

Nada que me importe demasiado. Yo iba a llegar de madrugada a Córdoba... y voy a seguir llegando de madrugada a Córdoba. Así que la diferencia serán X horas menos de sueño para mañana (bueno, toquemos madera y esperemos que sea eso y no me tengan aquí hasta mañana ya entrado el día :S ).

Lo único que me preocupa es que no he tenido la oportunidad de hablar con mi family, que, ilusionada, debe estar ahora mismo enfilando el aeropuerto al que se supone que tendría que llegar dentro de apenas 40 minutos. No quiero ni imaginar la cara de chasco que se les quedará cuando les digan que el avión ni ha salido de Porto Alegre.

Como notas curiosas, dos cosillas.

Primera, que en el trayecto Río - Porto Alegre he viajado con el equipo al completo del Fluminense. Debe ser que juegan este fin de semana aquí (a no ser que sea alguna categoría inferior, en plan juveniles o algo así... pero no tenía pinta).

La otra, el viajecito que me ha dado la taxista desde Copacabana hasta el aeropuerto de Río. Superacojonada la tía, porque decía que iba pocas veces al aeropuerto y que era muy peligrosa esa carretera cuando había atasco, porque está rodeada de favelas y a veces los moradores de dichos barrios asaltan la vía para llevarse todo lo que pueden de los coches que están parados.

Encima, parece ser que habían atropeyado a uma criança (a un niño) y que el atasco en esos momentos era aún mayor. La verdad es que sí había coches, sí. De hecho, lo que nunca había visto: había gente en la autopista vendiendo que si cocacolas, que si pasteles, que si mate con limón, que si cocos, que si el periódico. Vamos, como si estuviésemos en la playa, pero en versión rodoviaria. Así que la tía, con más miedo aún si cabía. Decía que en cualquier momento alguno de los vendedores estos nos atracaba seguro. Que cerrase la ventanilla y tratase de tapar mi maleta.

Ya me dio por preguntarle: "señora, ¿a usted o a un cliente suyo le han robado alguna vez en el taxi?". Y va la tía y me dice que no, que nunca le había pasado nada. No sé, muy raro todo. Cuando dejaba de haber atasco, la tía siempre circulaba por el carril más a la izquierda posible "porque yendo por el exterior, es muy probable que nos alcanzase alguna bala perdida". En fin, un poco paranoica la mujer.

Y en general todos los cariocas. A ver, que no quiero decir que piense que Río de Janeiro es una ciudad supersegura, está claro que no. Pero lo que sí me parece es que está supermagnificado y mitificado el tema de que la inseguridad ciudadana es terrible, y que si sales a la calle con la cámara de fotos, seguro que te la quitan antes de llegar a casa. Y que si te subes a un autobús de línea una noche para volver de la zona de marcha, que segurísimo que lo asaltan.

Y la taxista es sólo una de los muchísimos que nos dicen cosas así. Muchas veces pienso que en realidad lo que pasa es que la gente ha crecido desde siempre con esa sensación de superinseguridad. Y aunque no les pase nada, cuando tienen hijos, se lo transmiten. Y así sucesivamente. Y, eso, de repente les preguntas, y que no, que por suerte a tal y a cual nunca nos ha pasado nada.

La ciudad tiene 12 millones de habitantes. Es normal, aunque no justificable, que los periódicos, si quieren, estén hasta arriba de sucesos. Pero, como digo, es normal en una ciudad tan colosal como ésta. Luego estás tú para decidir si te dejas influir por todas esas noticias y quedarte en casa o tener una mirada un poco más abierta y personal y disfrutar al máximo de esta ciudad tan increible.

Sé que es muy pronto para hablar de esto. Que apenas conozco nada. Pero sí sé que yendo tranquilo y atento, no tiene por qué pasarte nada. Un mínimo de sentido común es lo único que hay que tener y a partir de ahí, eso, a disfrutar, que la ciudad da para eso y mucho más.

Sé que me he ido por las ramas. Pero se me ha juntado lo de la taxista, que era un suceso puntual con lo de la inseguridad ciudadana, que era algo de lo que quería hablar desde hace varios días. Y como tenía todo el tiempo del mundo (ha pasado media hora y todo sigue exactamente igual en este aeropuerto), pues he dado rienda suelta a mi labia para soltar todo este rollazo.

En fin, dicen los monitores que en 10 minutos sale el vuelo. ¿Eso no debería si gnificar queyo, junto con toda esta gente con cara de zombi y con acento cordobés debería estar ya dentro del avión? Será que en breve volverá a salir que lo retrasan otra hora.

En fin, paciencia.

Supongo que a lo largo del fin de semana escribiré varias veces, pero no postearé hasta el martes... así que a prepararse para el atracón.

Saudos!!

Pedro

20 octubre 2006

Concretando planes.

En las semanas previas a mi llegada a Brasil, todo eran planes inconcretos sobre lo que me apetecía hacer aquí. Casi me llegaba a agobiar pensando en actividades extralaborales a las que apuntarme aprovechando el mucho tiempo libre que este horario tan bueno me va a permitir.

Después, tras mi llegada, esta lista de cosas, lejos de haberse reducido o concretado ha seguido expandiéndose a marchas forzadas gracias a que hemos conocido a muchas personas, cada una de las cuales lleva a cabo algunas de las actividades que yo ya había pensado y otras nuevas.

El caso es que llevo aquí ya dos semanas y, por empezar, no he empezado hacer nada.

Por fin, ayer concretamos la primera de ellas: la academia de portugués. Tendremos clases los martes y jueves (terças e quintas) desde as 17:15 até as 18:45. El horario será flexible, podremos cambiarlo cuando queramos en función de la disponibilidad de profesores que tenga la academia, las clases son en mi casa y la profesora se llama Priscilla. Cuando José Antonio se cambie de casa, según donde él viva, podremos hacer unas en su casa y otras en la mía. Además, aparte de aprender portugués y, supongo, al final hablarlo más o menos bien, nos prepararán específicamente para la prueba oficial del idioma que se hace aquí en Brasil.

Como creo que ya he dicho, la academia de portugués, en adelante Brasilis, tiene un convenio con el gimnasio más pijo de Río de Janeiro, así que, por el mismo precio, 0, nos regalan seis meses se gimnasio pudiendo ir a todo lo que nos dé la gana y todas las veces que queramos :D.

Bueno, lo de 0 no es del todo cierto, ya que nosotros tenemos que pagarlo todo ahora (todo) y luego nos lo reembolsan en la oficina en dos veces. Y aparte tenemos que comprar los libros y en el gimnasio pagar la matrícula. Pero vamos, que así a medio plazo, por unos 100€ tenemos el curso de portugués casi todo el año y el gimnasio seis meses.

Con lo que se podría decir que:

Portugués - OK
Gimnasio - OK

Pero la lista es mucho más larga y, como digo, cada persona que conocemos nos da ideas nuevas y, sobre todo, referencias de dónde y cómo poder llevar a cabo las cosas que nos apetecen hacer.

Por ejemplo, antes de ayer conocimos a Javier, Chechu, becario que trabaja en Gas Natural, y él nos dijo que hizo capoeira, va habitualmente a jugar al fútbol con brasileiros y además (sobre todo) hace surf. Así que abrí los ojos y le dije que más adelante, me intentara enseñar un poquillo, que ya nos pondremos de acuerdo y demás. Él se va muchas veces a la playa del Arpoador (entre Copacabana e Ipanema, muy cerca de mi casa) antes del curro, coge unas cuantas olitas y luego se va a trabajar. Así que nada... es cuestión de darle un mínimo la brasa y ver si me lleva un día. Eso sí, las galletas que se esperan con las olas, la orilla y la tabla son escandalosas. Avisaré aquí el día antes de ir por primera vez, por si no vuelvo a escribir :S.

También suenan campanas de capoeira. Hemos conocido al menos a tres o cuatro personas que lo hacen o que lo han hecho. Tenemos ya un par o tres de sitios adonde ir a preguntar, aparte del propio gimnasio, donde están incluidas, aunque nos han dicho que ahí es demasiado básico y no avanzas nunca. Lo más importante es que según también todo el mundo, con el capoeira te pones en forma en un minuto, que cansa muchísimo y te pones fibroso (jeje... de eso me hace falta a mí un poquito). Así que otro motivo más para cogerlo seguramente.

En fin, poco a poco... vamos a ir empezando a hacer cosas y seguro que las demás vendrán rodadas. Además, jeje, luego te fijas más en unas y vas dejando las demás... no creo que aguante un año entero haciendo siete actividades extraescolares distintas :D.

Esta noite vou para Argentina. Lá verei meus pais e meu irmão. A casualidade nos levou aos quatro para lá. Só faltara minha irmã, mas tudos eles estarão na Roma em Natal. E aí seré eu que estarei sozinho, embora por sorte Aurora virá desde o 23 de dezembro até 1 de janeiro.

No sé si podré escribir desde Argentina... pero bueno, como máximo, el martes por la mañana volveré a estar por aquí.

Saudos!!

PC

19 octubre 2006

Qué mareo.

Bueno, ya totalmente hecho al nuevo horario, entendiendo nuevo horario como la necesidad de haber tenido que adaptarme a cinco horas de diferencia. Horas ésas que los primeros días me hacían despertarme ya sin remedio a las cinco y media de la mañana y estar muerto a las nueve de la noche.

Llevo varios días despertándome cuando suena el odioso despertador, lo que indica que todo ha vuelto a la normalidad.

Además, este estado de normalización horaria, hace no tenga ni sueño en el momento de salir de casa y enfilar el trabajo (porque aquí en Río de Janeiro, además, también trabajo).

Pues bien, todo cambia cuando me subo al autobús (pego o ônibus). Es que los onibuseros de aquí se deben creer que la calle es una carrera diaria en la que gana el más bruto de todos. Ya ni siquiera es ir rápido, ya que lo destartalado de los autobuses no permitiría tal característica; en realidad, el que gana es el que al final del día obtiene más puntos en los siguientes eventos:

- Grado de brusquedad al torcer en las esquinas (con puntos adicionales si consigues derrapar).
- Grado de brusquedad al cambiar de carril (mejor si pasas del intermitente y aún mejor si haces frenar en seco a una pila de coches que venga detrás por el carril al que te incorporas).
- Metros que falten para cada parada o semáforo en el momento en que comienzas a frenar. Lógicamente, ésta cualidad es inversamente proporcional a los puntos que recibes: a menos metros falten, más puntos te dan.
- Luego hay otra que no sé cómo evaluar... es algo así como que si el ônibus está parado en una parada (punto de ônibus) y te dispones a arrancar y ves que a 15 metros tienes un semáforo en rojo, da igual, acelera como si se te fuera la vida en ello, nada importa que dentro de 4 segundos vayas a tener otra vez que frenar en seco para atender al semáforo.
- Más puntos cuantos más socavones consigas comerte. Si te comes dos a la vez o tres a la vez, doble y triple de puntos automáticamente.
- Por último, te dan más puntos cuanto más cerca consigas pasar de peatones, bicis, otros coches, farolas y autobuses, con puntos adicionales si te rozas con alguno de ellos.
- Los puntos se multiplican por el número de personas que en ese momento estén de pie en el autobús porque no hayan conseguido sentarse en un asiento, valiendo doble los ancianos y los niños.

El caso es que hoy me he ido a subir en el autobús del que debe ser el líder de la clasificación general. Menudo viaje nos ha dado, y es que tiene bien merecido su galardón. Quedan nueve jornadas de liga, pero creo que éste se la va a llevar de calle. El cabrón. Me parece que hoy o mañana se puede proclamar campeón matemáticamente.

Así que cuando el autobús me ha escupido en Praia de Botafogo (donde curro), mi cara tenía el mismo color que la arena blanca, y toda la vitalidad con la que salía de casa estaba dándome vueltas en el estómago. Así que, un día más, estoy hasta arriba de sueño.

Hoy vamos definitivamente a apuntarnos a la escuela de portugués. Intentaremos sacarle lo de las entradas para Interlagos ;)

Y mañana me voy a Argentina.

¡¡Cuánto ajetreo!!

Hablamos!

Cumprimentos,

PC

17 octubre 2006

El arte del regateo en versión profesional.

Estamos acostumbrados a regatear en mercadillos, bazares, compraventa y alquiler de viviendas y otros aspectos económico-comerciales de la vida diaria. Pero lo que nos ha pasado a José Antonio y a mí ayer roza el espectáculo.

Hay una academia carioca de portugués que es la que viene impartiendo las clases del idioma a los becarios desde hace tres años. Conocen la Oficina Comercial y nos conocen a los becarios, lo que queremos y dejamos de querer, y les vienen preparando todo este tiempo para el examen de oficial de portugués que, normalmente, los becarios pasan con buena nota. Esta academia se llama Brasilis, y el ICEX paga lo que cuesta el curso de seis meses hasta un máximo de X.

Pues bien, en aras de la practicidad, lo primero que hicimos a la hora de buscar academia fue hablar con estos mismos. Pero claro, al llegar, nos quisieron pegar el palo de nuestra vida: 60 horas de clase de portugués, 4800 Reales, casi 1800€. Esto es una barbaridad y supera con creces lo que nos otorgaría el ICEX a nosotros en concepto de aprendizaje de portugués.

Lógicamente, nos fuimos sin comprometernos para nada y lo que hicimos los siguientes días fue seguir buscando otras academias. Todo, claro está, era mucho más barato, dándonos muchas más horas por el mismo precio. Algo así como 125 horas por el mismo precio.

Con todo, llegamos a la oficina y nos dijeron que mirásemos a ver, que Brasilis es la mejor de Río y nos preparaban muy bien para el examen oficial. Que nos lo pensásemos bien y no nos fiásemos de otras academias.

Así que tras pensarlo un poquito, lo que hicimos fue armarnos con un lenguaje portugués negociador absolutamente inventado sobre la marcha y nos fuimos de nuevo a Brasilis. Le dijimos al tío que nâo tenhiamos dúvidas de que a sua era uma das melhores escolas de português no Rio de Janeiro. Pero que la diferencia de precio/clase era enorme. Grandísima. Casi el triple.

El tío, que pensaba que sólo veníamos a decidirnos positivamente, le cambiaron los ojos. De dos símbolos de dólar le cambiaron a un plátano y una cereza de repente. Él sabe bien que, dado que la tradición es que los becarios del ICEX digan un sim a tudo lucrador para él, con lo que para seguir en los años venideros con el tremendo negocio, no podía dejarnos ir. Así que nos dijo que esperásemos un momento, que iba a hacer unos números.

Al cabo de un rato de escribir sus garabatos en papel, nos dio nuestra oferta ("por ser nosotros y de manera muy especial"), que consistía en 105 horas al precio que nos había dado (en lugar de 60, ¡¡casi el doble!!) y además nos daba seis meses de gimnasio en el mejor de Río de Janeiro, que encima queda al lado de mi casa. A mí casi se me saltaban las lágrimas. Dijimos que nos lo mandara por mail y con las mismas nos levantamos y nos fuimos.

Así que ya se sabe, si vienes a Brasil, o por lo menos a Río, o por lo menos a la academia Brasilis, negocia, que tienes mucho que ganar.

Argentina es igual.

Esta es la foto del día que fuimos a la recepción del Cónsul en la Casa de España... ¡¡Ese día!! Como sé que me vais a preguntar, la morena es Vicky, becaria compañera de trabajo y la rubia es Marcela, una amiga suya brasileira.



Guardaos los comentarios malsonantes, que este blog lo ve más gente de lo que pensáis ;)

Hasta luegooooooooo!!

PC

15 octubre 2006

Primer día de playa.

Menudo sol el que nos teníamos en todo lo alto esta mañana. Sol suficiente como para plantearse al antiguo estilo de evaluación de pros y contras si ir a la playa o no:

PROS - Es domingo, no hay nada que hacer, hace un sol que te torras, me apetece un coco, estoy en Río de Janeiro.
CONTRAS - ns/nc

Así que, como el día anterior habíamos quedado con Vicky, la compañera de trabajo, en ir a Ipanema, nos metimos en un autobús y en 4 minutos nos plantamos en dicha playa. Ya esperaríamos su llamada para movernos a donde fuese posteriormente.

La playa, básicamente increible. La arena bastante fina y blanca, las típicas palmeritas, el sol pegando fuerte y mucha mucha gente. Al fin y al cabo, aquí no deja de haber como 12 millones de personas. Con que simplemente el 1% de los habitantes decidan ir a la playa, aquello se pone hasta arriba, no? Nos abrimos paso por donde pudimos y nos apalancamos junto a la orilla.

El agua es muy movida, con olas bastante enormes acechando a los bañistas constantemente. Y muy limpia. Azulita y limpita, como mola el mar. Bañarse es una experiencia, ya que hay que esperar el momento adecuado entre ola y ola y meterse corriendo para que no te pille ninguna por el camino. Si te pilla, jeje, date la vuelta y reza... pero que sepas que el mar te va a pegar un buen golpe :D.

Bueno, poco a poco le vas pillando el tranquillo al asunto y empiezas a meterte con algo más de confianza. Bueno, con demasiada confianza en algún momento, diría yo, ya que en un par de ocasiones me he visto con los dientes en la arena en lo que han sido dos aturdidos aunque divertidos revolcones. Con algo más de tiempo la cosa se tornará mucho mejor si cabe, ya que querré coger alguna olita e incluso me he planteado dar alguna clase de surf... ya que allí están todos los surferos continuamente cogiendo las olas.

A medida que ha pasado el tiempo se ha ido llenando más y más la playa. Madre mía, había un momento en que Benidorm en verano es un desierto helado al lado de esto. La gente según llegaba iba poniendo la toalla donde buenamente ponía, y al final directamente te la ponían al lado de la tuya sin cortarse un pelo.

Para tanta gente, muchos vendedores playeros con helados, mate con limón helado, cocos, piñas, bizcochos, maíz hervido, pinchos de gambas, pinchos de carne y otros manjares del lugar. Así que el condumio se tiene asegurado y por muy buen precio además.

Luego poco más, unos cuantos baños para responder al increiblemente fuerte sol que pegaba más que en ningún sitio que yo hubiese estado antes (y soy de Badajoz) y luego autobús de vuelta y a casa.

Gran gran gran experiencia el primer día de playa. En la foto, Pedrâo luciendo su pecho lobo con el morro dois irmâos detrás suyo.

Qué estressss!!!

Saludos a todos y gracias por entrar y escribir en esto. Mola.

PC

14 octubre 2006

Patinaje sobre hielo, lo que son las cosas.

Jejeje... no, no he estado haciendo patinaje sobre hielo. Lo digo rápidamente para que la primera frase del post no lleve a engaño.

Cuando hice patinaje sobre hielo fue hace un par de años y pico en Madrid, junto con mi hermana Marcela, su amiga y compañera de piso Sara, Aurora y un par de chicas más amigas de Marcela y Sara; una argentina y otra de Madrid. Fue divertido, pegamos unas tollas de fliparlo, pero por lo demás no me acuerdo muy bien de detalles de ese día; seguramente por las tollas que pegamos.

Luego vuelvo a lo del patinaje sobre hielo.

Ayer fue un día muy bueno en la oficina. Para empezar, un ordenador que se había muerto el miércoles y que se supone que tendría que empezar a arreglar ayer, cuando llegué a la oficina funcionaba. No sé si a usted le habrá pasado lo de que un ordenador parezca que se ha muerto del todo y simplemente dejándolo, se vuelve a restituir. El caso es que no parecía algo de Windows, es que directamente ni arrancaba. Bueno, sí arrancaba, no era de la fuente de alimentación, pero es que no hacía nada de nada; simplemente se quedaba en negro. Pues eso, cuando llegué el viernes a la oficina, el usuario de ese ordenador lo estaba usando perfectamente. Alegrón número 1.

A media mañana salimos con el chófer - ordenanza a terminar los trámites de la obtención del CPF. El CPF es la identificación personal fiscal sin la cual no puedes hacer absolutamente nada aquí. Por ejemplo, poner una línea de teléfono fijo, comprarte un móvil de contrato, poner el gas y la luz a tu nombre, etc... Pues eso, completé el trámite del CPF y ya puedo decir que sou um brasileiro mâis. Alegrón número 2.

Para seguir, yo pensaba que los viernes, como tenemos un horario más corto, de 8:30 a 15:30, no tendríamos hora para comer. Sin embargo, cuando llegó la una y media, allí todo el mundo voló y, claro está, los becarios también lo hicimos. Así que el viernes es definitivamente el día que menos se trabaja. Alegrón número 3.

Es que, de hecho, el horario de la oficina es:
L-J -> 08:30 - 16:30 con una hora para comer
V -> 08:30 - 15:30 con una hora para comer

Dicho de otra forma, trabajamos 34 horas a la semana oficialmente. Oficiosamente, esta primera semana yo habré trabajado un par de ellas :D

Al salir de currar, fuimos a ver un piso para mi compañero de piso coyuntural, que dejará de serlo en noviembre. La verdad es que era bueno, bonito y barato. Lo mejor, que está al lado del curro. Lo peor, que está muy apartado de la zona donde se sale y donde vivimos los demás becarios y tal. En fin, ya veremos qué decide. Luego fuimos a dar una vuelta buscando academias de português para empezar ya cuanto antes y también gimnasios, por ver si definitivamente me apunto a uno o qué. El lunes o el martes se irán resolviendo estas cosas; cuando preguntemos exactamente qué presupuesto tenemos para aprender portugués y todo eso.

Y eso, luego, aunque no teníamos plan, justo llegamos a casa y vimos que una amiga de José Antonio, el susodicho compañero temporal de piso hasta que entre Dani (el que se va a Londres, no; otra), le había mandado un correo para salir. Esta chica parece ser que es una amiga de un amigo de José Antonio y se llama Alicia, y nos proponía salir por Ipanema a tomarnos unos cacharros por allí (léase casharrus). Como no teníamos plan ninguno y apetecía hacer algo, aceptamos con agrado la invitación. Lo que pasa es que era un poco cita a ciegas, ya que él no había visto nunca a la Alicia ésta, y mucho menos a su amiga, pero bueno, qué más da, estamos recién llegados y aunque diese un poco de corte llegar y ponerse a hablar de vete a saber qué, fuimos.

Pues bien, cuando llegamos al bar donde habíamos quedado, previa ducha fortificadora y mini cena en casa, no fue difícil encontrarlas, ya que se habían descrito muy bien en el mail y luego por teléfono. El caso es que yo al verlas me dio la sensación en el aire de que... no sé... algo raro estaba pasando. No es que me estuviese enamorando, jeje, ni que creyese que en lugar de unas eran unos. Simplemente algo me estaba dando en la retícula desde que las vi.

Pues bien, comenzaron a hablar, que si yo estudio tal, que si yo estudio cual, que si una de ellas era argentina, que si estudiaba Ciencias ambientales... ¿ciencias ambientales? dije yo. Sí, en la autónoma, dijo la argentina. Anda, qué curioso, ¿de qué año? dije yo. De 5º, último año, dijo ella. Anda, ¿y no conocerás a Sara? dije yo. Y ella, claro, si somos íntimas de la carrera, dijo ella, y he estado muchas veces en su casa. Joe qué casualidad, ¿en su piso en Delicias? dije yo. Claro!, dijo ella, si hemos salido muchas noches por ahí con ella y su compañera de piso. Incluso una vez fuimos a patinar todas juntas - mirando a la otra - a Madrid junto con el hermano de Marcela y su novia, dijo ella. Claro, dije yo, es que yo también fui a patinar ese día...

Claro, con la carne de gallina y los sudores fríos lo flipamos en colores... y comenzamos a habler de que qué pequeño era el mundo y todas esas cosas que se dicen cuando pasan estas tremendas casualidades. La verdad, fue bastante flipante... ahora estoy deseando que el wifi vecino este que tengo se ponga en funcionamiento y me deje postear todo el rollo macabeo este que he escrito y llamar a mi hermana, que me muero de ganas de comentarle la jugada.

Nada más, que no es poco.

Saludos

PC

13 octubre 2006


Un coco, por favor.

Hoy me he tomado mi primer coco. La historia básicamente radica en que tœ vas caminando tranquilamente por el paseo marítimo de Copacabana. Así llegas a un puesto y pides un coco. En esto que el negrito de turno saca un coco de una nevera, saca un machete así de grande y cuando ya crees que te va a cortar el cuello le mete tres o cuatro tajos con la maestría de un samurai, le mete una pajita y a cambio de dos reales, tienes tu coco natural.

Era de noche, pero detrás de mí se adivina la playa de Copacabana.



Está rico y fresquito. Aunque la verdad es que yo me lo esperaba más dulce... pero vamos, eso, que está rico.

Ayer estuvimos en la citada fiesta en la Casa de España. Lo más casposo que he visto en mi vida. Yo creo que todos los directivos de las empresas españolas con negocio en brasil estaban en el sarao. Todos con sus mujeres sesentonas operadas hasta las cejas del brazo. También las había solas, aœn más maqueadas, intentando cazar a su magnate empresario particular. No faltaba el militar altamente engalanado vistiendo su uniforme plagado de medallitas y banderolas de todo tipo. Vamos, que parecía casi un árbol de navidad.

Encima, lejos de andar escuchando samba o bossa nova, toda la mœsica era flamenco, sevillanas, pasodobles, etc...

En fin, al principio creíamos que nos moríamos, pero por suerte, no todos eran abuelos y poco a poco nos empezamos a acercar a grupos de gente más joven. Así, conocimos a algunos trabajadores del Consulado que muy amablemente nos dejaron sus nœmeros de teléfonos y sus deseos de que les llamásemos, que nos enseñaban la ciudad, etc... El novio de una de las trabajadoras además era de Cáceres, así que estuvimos hablando largo y tendido.

Y bueno, por supuesto, nos pusimos hasta arriba de canapés, tortilla, empanada y otros productos típicos de España.

Luego salimos algunos por el centro de Río, pero sin entrar en ningœn sitio, simplemente disfrutando del ambiente en la calle, que era muy bueno... y bebiendo cerveza y... tachán... la primera caipirinha!! :D Está muy rica (mucho más de como te la puedan servir en España)... Eso sí... c—mo pega, madre mía, fue tomármela y casi dormirme... vamos que poco después nos fuimos a casa. No sé... habrá que tomar caipirinha, pero con cuidadito.

De hecho, el día de hoy, también festivo en Brasil, me lo he pasado de resaca casi todo el día en casa. Ya a las cinco y pico hemos salido a dar una vuelta con una chica que conocimos en la policía federal. Luego nos tomamos el coco y de vuelta a casa, que mañana hay más trabajo.

Seguiremos hablando.

Pedrinho Carioca

10 octubre 2006

Y salió el sol

Aunque sólo ha sido un ratito. Antes de que hiciera de noche. Pero por un rato sí que hemos podido disfrutar del famoso pero hasta esta tarde utópico sol brasileiro.

¿Hemos hablado ya del tema de las horas del día en Río de Janeiro? Por asombroso que parezca, y sin que le suene a guasa, aquí a las seis de la tarde en esta época del año es absolutamente de noche. Vamos, noche ya cerrada del todo.

¿Oyó hablar de que en esta ciudad, en este país, se vive de noche? Bien, pues aunque se crea habitualmente que dicha expresión viene de la célebre costumbre canarinha de disfrutar de juergas y saraos variopintos, la real realidad hace referencia a que al salir de trabajar, sea la época del año que sea y sea cual sea el horario, es de noche. Y claro, a las seis de la tarde, el día y la vida siguen y hay que hacer las compras, trámites y quedar con los amigos ya absolutamente de noche.

En contrapartida, amanece a eso de las cuatro y media - cinco de la mañana. Esto provoca que a esas horas haya gente haciendo deporte o tomando el sol en la playa u otras actividades que a españoles de a pie no se nos ocurriría en la vida hacer a esas horas.

Se podría decir, en conclusión, que el día comienza mucho antes de tener que ir a trabajar y, de hecho, el tener que ir a trabajar viene a parecer un acontecimiento accidental que ocurre en la mitad del día, cuando ya se lleva tres o cuatro horas despierto.

En fin, no es tan así la cosa, supongo, pero de lo que no cabe duda es de que si no te esperas todo esto, la sorpresa es mayúscula y, según españoles que llevan más de veinte años viviendo en el país tropical, no te llegas a acostumbrar nunca a tanta oscuridad post-laboral.

En cuanto hoy, sólo reseñar que estamos invitados esta tarde a un sarao en la Casa de España de Río de Janeiro para conmemorar el día de la Hispanidad junto con el resto de la comunidad española de la ciudad carioca. Tradicionalmente, según experiencias de anteriores becarios, esta fiesta es la que te hace conocer gente en plan masivo que hace que la actividad habitual crezca por momentos (porque vamos, la actividad habitual hasta ahora ha sido básicamente conocer el barrio y poco más).

Bueno, nada más por hoy.

Le mando un fuerte abrazo.

Saludos,

Pedrinho Carioca

Terminó el primer día de oficina.

Las impresiones son muy buenas en general.

El emplazamiento de la oficina es increible. Aunque vistas no tiene (o yo no las he visto, valga la redundancia todavía), está justo en frente del Pâo de Açucar, es decir, la super-roca enorme que es la imagen más conocida junto con O Cristo Redentor. Pues eso, justo ahí. A ver si un día de estos saco una foto desde allí mismo y la cuelgo en vete tú a saber qué sitio de fotos.

También que salga el sol... porque lo que es hoy, un día más, nanai de la china. Si no fuera por la mencionada montaña y por las playas, diría que estoy en Soria o así.

El jefe parece majo. Vamos, todo lo majo que puede llegar a parecer un jefe. Nos ha dicho que si nos portamos bien y blabla, que nos regala una semana de vacaciones extra hacia finales de la beca. Lo cual es un gran detalle, dados los escasos ocho días de vacaciones que nos veremos limitados a disfrutar. Supongo que es lo que tiene ser un becario... aunque no me voy a quejar, claro.

Además, nos han dado una invitación para ir el miércoles a una recepción que dan en la Casa de España, por motivo de la víspera del día de la hispanidad y todo eso. Mola, porque ahí va a estar la creme de la creme de la vida española en Río de Janeiro.

También hemos estado en el consulado español para pedir la residencia o yo qué sé. Nos han tratado superbien. Vamos, de hecho nos hemos saltado toda la cola y hemos pasado directamente dentro, donde toda la gente nos saludaba muy amablemente.

Por cierto que el chollo del Internet en casa se me ha acabado. Sólo va a ratos. Así que los pocos pensamientos que tuve de no poner Internet yo en casa, se han esfumado de momento. Lo que pasa es que tampoco es fácil, ya que para hacer cualquier cosa que requiera firmar algo en Brasil, tienes que tener un CPF, el DNI, y a mí no me darán uno de esos temporal hasta, por lo visto, dentro de dos o tres meses.

En fin, ya me las arreglaré.

Supongo que me dejo cosas... pero como post para hoy, es suficiente.

Beijos!!

Pedrinho Carioca

08 octubre 2006

Hay alguien ahi??

Hola.

¿¿Se me oye??

Bueno... me basta con que se me lea... por ahora ;)

Ayer por la mañana llegamos a Río. La primera en la frente: lloviendo a mares. Supongo que será normal, que aquí llueve mucho y todo eso por lo del clima tropical. Pero claro, te interesa llegar y ver el famoso sol de brasil para por lo menos creertelo un poquito más, ¿no? Eso sí... de frío, ni un poquito. Con clima lluvioso desde ayer, los termómetros callejeros han marcado entre 20 y 22º.

Pero bueno... del tiempo hablan sólo los que no tienen nada que decir. Lo cual no va a ser mi caso, claro.

Llegué con José Antonio, persona con la que estoy viviendo el primer mes hasta que él encuentre piso, ya que luego aquí entrará Daniele. Con él, estupendamente. Hemos salido a dar varios paseos de reconocimiento. Para ver el barrio, sobre todo. Y las tiendas y los supermercados y demás.

Todo me recuerda bastante a Argentina. En cuanto a la forma de las calles y los edificios, etc... También un poco, por qué no, en cuanto a la miseria que se percibe en mucha gente tirada en la calle, para qué nos vamos a engañar.

En fin, el barrio estupendo. Tenemos de todo y muy cerca. El banco, el super, las farmacias, que aquí hay miles, la playa, etc... Por ahora lo que es bañarnos o siquiera estar en la playa, debido a la lluvia no hemos podido aún tentarlo. Simplemente fuimos ayer a correr Copacabana arriba y abajo (unos 6'5km lo que hicimos). La verdad es que el ambiente deportivo es la leche. Hay mucha gente corriendo, montando en bici, en patines, haciendo volley playa, futvoley, etc... Mola bastante. Como decía Jesús, el anterior becario Comex, aquí el que no se pone en forma es porque no quiere.

Bueno, ahí discrepo. Sobre todo si nos fijamos en los zumos que te sirven aquí. Qué cosa más rica, de verdad. Yo me pillé uno en concreto llamado Graviola, que debía tener melón y alguna otra fruta. Y estaba muy bueno. Y muy dulce. Seguro que tenía un montón de azucar. Así que con uno de esos al día, tengo los kilos asegurados :S Espero que me ponga las pilas con el deporte.

El paseo de hoy ha sido distinto. En lugar de salir por Copacabana, nos hemos tirado directamente hacia Ipanema, zona mucho más chic y tal... e igual de estupenda. Eso sí, una vez más, la playa ni la olimos... a ver si mejora el tiempo.

Nada más por ahora, supongo (bueno, supongo que mucho más, pero no ahora, que van doliendo las muñecas). Mañana empezamos a currar... a ver qué tal es el sitio, cómo se llega, etc, etc...

Besos!!!

Pedrinho Carioca