Olha que coisa mais linda

Olha que cosa mais linda, blog cuya URL tiene un error ortográfico provocado voluntariamente para conseguir que no estuviese cogido ya por otra persona, es la respuesta a una larga lista de peticiones para que fuese escribiendo un diario online de mis aventuras y desventuras por el año que pasaré en a cidade maravilhosa.

30 octubre 2006

Buen fin de semana

Dos grandes días han pasado hasta llegar a hoy domingo sin haber tenido tiempo de escrbir hasta ahora.

Ambos días fuimos por Lapa, el barrio céntrico donde ya estuvimos la primera noche que salimos y donde se concentra gran parte de la movida nocturna actual de Río de Janeiro.

El viernes fuimos con Ana, la finlandesa, (no sé por qué digo “la finlandesa” si creo que aún no la había mencionado en el diario) y una amiga suya brasileira. Estuvo muy bien al principio la noche, con un concierto gratuito de un grupo de Mangueira, el barrio de nombre homónimo a la escuela de samba que suele ganar todos los años en el carnaval. Así que música en vivo, samba y mucho baile. Pena que la amiguita brasileira de Ana no supiese bailar samba (no¡!¡!) y no nos permitiese a los gringos hacer nuestros primeros pinitos en el baile genuino. Todo esto bañado con caipiriñas, claro, como siempre :D.

Sin embargo luego la noche se rayó un poco y el resto fue demasiado pateo para al final no terminar entrando en ningún bar de la zona. Así que ya más tarde, a eso de las 3 de la mañana, nos volvimos para casa.

Ayer sábado por la mañana, la cosa consistió en parasitar un poquillo al principio y llegada la tarde quedé con Chechu (becario el año pasado y actual trabajador en Gas Natural Río), que es el que comenté que hacía surf, para “ir a ver cómo estaba Copacabana y si se podía, coger unas olitas”. Así que nos armamos él con la tabla de surf y yo con el body board, ambos suyos, y hacia el centro de Copa que nos fuimos.

Iba con ilusión, pero se me quitó de un plumazo en cuanto entré en el agua y vi que iba a ser imposible siquiera llegar a la posición donde la gente se dispone a coger las olas. ¡Menudas eran! Cuanta enormidad. Yo acostumbrado a la bahía de Cádiz, donde te pones de pie esperando tranquilamente un remolinillo de esos que vienen y que la gente llama olas para tirarte tranquilamente encima de ellas. Y aquí que ni me atrevía a entrar por miedo a salir volando en alguno de aquellos mounstruos. Y eso que Chechu me dijo que Copacabana estaba bien para empezar, porque las olas eran más pequeñas. Bueno, luego también me confesó que concretamente ayer fue un día bastante chungo para comenzar, que no solía haber olas tan grandes y que veríamos algún otro día para haber si había una mar algo más tranquilita.

Cuando volvimos a la orilla, lógicamente, nos habían robado la mochila. La verdad, cuando la dejamos ahí sin cuidado alguno, lo vi muy claro; pensé “nos lo quitan todo fijo”. Pero bueno, él es el que vive aquí desde hace casi un año, así que dije, “si lo hacen los locales, lo haremos también los visitantes”… jeje… pero de poco sirvió tal confianza. Por suerte, todo lo de valor lo había dejado en su casa: dinero, tarjeta de crédito, documentación y móvil. Básicamente, me quedé sin gafas de sol, chanclas y camiseta. Él salió un poco peor parado, ya que además de estas cosas, perdió algo de dinero, el pareo, las palas y, sobre todo, las llaves de casa.

En fin, una experiencia más. No hay más problema. Y dos lecciones aprendidas: una, no llevar nada, absolutamente nada de valor a la playa (sobre todo si no habrá forma de que alguien se quede vigilando las cosas); y dos, cuando quieras iniciarte en el bodyboard, no lo flipes y vete a Cádiz.

Y por la noche seguimos explorando los lugares a donde llevaré a los colegas cuando vengan por Brasil. Muy bueno el de anoche. Democráticos se daba a llamar. Era un sitio grande donde había un grupo de como diez tocando música en vivo. Samba y Bossa Nova, por supuesto. Y todo el mundo allí bailando. Tristemente, una vez más, aunque fuimos con otras dos amiguitas brasilerias de Ana, además de con Chechu y la novia de José Antonio, que llegó ayer de España para pasar un par de semanas, nadie sabía bailar bien Samba, con lo que me quedé con las ganas nuevamente de experimentar tal baile. Yo pensaba que aquí todo el mundo sabía y que a cualquiera que le preguntases sabría bailar. Bueno, supongo que pasa un poco como con las sevillanas o algo así en España, que igual llega un guiri y te dice “oye, enséñame a bailar sevillanas” y te dan ganas de decirle “vale, y tú a mí enséñame a bordar a punto de cruz”. Lo otro bueno del sitio, que las caipiriñas estaban a 4 (algo así como a 1,40€). Así que es otro sitio ya apuntado para cuando las visitas europeas se empiecen a dejar caer (a ver). También estaba por el barrio de la Lapa. Estuvimos toda la noche ahí y volvimos a casa a eso de las cinco de la mañana, ya de día.

Ahora es domingo por la mañana y hace un sol radiante alterno con nubarrones amenazantes. Creo que es un gran día para ir a la playa. Espero que no haya mucha gente entre la media ausencia de sol y que hoy aquí son las elecciones generales y la gente está obligada a ir a votar. A ver si no está superpetada la playa.

Ya seguiremos hablando.

Saudos

PC

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