Olha que coisa mais linda

Olha que cosa mais linda, blog cuya URL tiene un error ortográfico provocado voluntariamente para conseguir que no estuviese cogido ya por otra persona, es la respuesta a una larga lista de peticiones para que fuese escribiendo un diario online de mis aventuras y desventuras por el año que pasaré en a cidade maravilhosa.

20 junio 2007

Semana de despedida de Vicky.

De las consecuencias del próximo cierre de la oficina, la primera afectada a efectos efectivos es Vicky, que deja la misma el viernes para volverse a España.

¿Será que escribo lo que tengo en la cabeza? Es que luego se les suben los humos a la gente ésta y como lo lea, sube el Viquímetro hasta las nubes... pero bueno, voy. La verdad, la oficina sin Vicky y Maitane sería como un pato en el manzanares... como el ojo del maniquí vamos... jeje... porque una oficina sin ellas es... una oficina...

En fin, para el que piense que se me ha ido la olla, recordarle que son letras de Sabina.

Bueno, el caso es que los diferentes entornos de la vida de Vicky en Río de Janeiro han tenido o van a tener una fiesta y/o cena de despedida.

Los compañeros de trabajo informalmente, ya que ayer comimos en un restaurante un poquito más chic (aquí leido shiqui) a modo de conmemoración.

Los amigos españoles, todos nosotros, ya que ayer cenamos en La Garota de Ipanema, que además de una canción de Vinicius de Morais es un restaurante muy famoso en la calle Vinicius de Morais, en Ipanema.

Los amigos de Vicky de Río de Janeiro, ya que, como alguna vez habré dicho, o no, Vicky vivió cuatro años cuando era pequeña aquí y tiene ese grupo de amigos también. Esta noche va a celebrarlo con unas cocacolas en el Baixo Gavea. En realidad los españoles también vamos, que no nos perdemos ninguna.

Los compañeros de trabajo formalmente, ya que mañana vamos a comer en un restaurante también muy bueno un poco de carne y demás (picanha fateada). Aprovecho para agradecer a todos los comtribuyentes españoles, empezando por mí mismo, el festín que nos vamos a dar.

El mundo está mal hecho

El otro día, y formando parte del conjunto de festejos dedicados a lo mal que tengo la cabeza y lo despistado que soy, tuve que anular de nuevo mis tarjetas de crédito de Citibank. El motivo, creer que las había perdido. Pasó lo de siempre, en el mismo momento en que colgaba la llamada desde el móvil para cancelar las tarjetas, miré al suelo y encontré la cartera con todo junto a la rueda de un coche. Sí, todo esto fue después de bajarme de un coche.

Ahí el que está mal hecho soy yo. Pero el mundo está mal hecho porque resulta que al bloquear la tarjeta, también estás bloqueando tu cuenta y, por tanto, ya no puedo no sólo sacar dinero de los cajeros, cosa lógica porque no tengo tarjetas válidas (me llegan el domingo a Río), sino tampoco hacer cualquier movimiento en mi cuenta.

He tenido que mandar una carta urgente que llegará en tres días a mi cuenta y sólo después podré volver a operar. Imagina que eso mismo le pasa a mi padre... le dicen... oye, que no puedes operar de aquí a una semana... pues tan feliz, porque se va de vacaciones toda la semana a la parcela. Pero a mí no me viene bien.

El mundo está mal hecho. Si lo hubiese hecho yo, sin duda, lo habría hecho mejor. Ese tal dios no tiene ni puta idea.

Venga, hasta la próxima.

PC

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