Saliendo del catarro

Ha sido una semana durilla con tanta actividad. Normalmente no lo sería, pero con el trancazo que tenía encima, con perdón, se ha hecho al final un poco cuesta arriba. Ayer viernes por fin decidí a irme al médico, quien me recetó paciencia y paracetamol (las dos con p).

Pero vamos, el paracetamol es lo único que está ayudando a mi catarro a irse. Yo no le ayudo ni un poco. Ayer salimos como cualquier otro viernes y no me cuidé ni un poquito. Bueno, del frío sí (está haciendo fríooo (emm... sí, 18º)). El caso es que me he comprado un jersey con cremallera bastante chulo. Vamos, no sé. Me mola. Y me molo con él.

El caso es que lo que más estaba necesitando, claramente, era sueeeeeño. Es decir, dormir sin preocupaciones. Y vaya si hoy lo he conseguido. ¡¡A las cinco y cuarto de la tarde me he despertado!! Así estoy ahora, que me ha llamado Patricia porque hay plan en casa de Asier para luego salir por Ipanema y he dado un respingo de alegría del sofá. Apetece. Me voy de aqui a media hora.

Ayer fue el cumpleaños de Ricardo. Le mandé una postal por internet. Y hoy el de mi hermano, con quien he hablado un ratillo por el messenger. Jo, ganas de ver a todo el mundo. La semana que viene en Argentina con mi padre va ayudar a matar un poquillo esa nostalgia.

Me hace un montón de gracia Aurora últimamente. Ha empezado las prácticas tuteladas en farmacia y cada día tiene mil anécdotas de los que pasan por allí pidiendo unas y otras cosas. Después de toda la vida estudiando, ahí la tienes, tó mayor ya trabajando :D. Ayyns!!

Bueno, en realidad, no mucho más que contar.

Beijos!

Pedro