Olha que coisa mais linda

Olha que cosa mais linda, blog cuya URL tiene un error ortográfico provocado voluntariamente para conseguir que no estuviese cogido ya por otra persona, es la respuesta a una larga lista de peticiones para que fuese escribiendo un diario online de mis aventuras y desventuras por el año que pasaré en a cidade maravilhosa.

30 abril 2007

La gran evasión

Reflexionaba ayer según volvía a la pousada para ducharme y salir acerca de un tema al que le dio por pasarse por mi cabeza.

Jericoacoara es, sobre todo, tranquilidad. Belleza natural: toda. Las dunas y los palmerales: todos. El mar y las lagunas: todos también. Pero aquí lo que se respira es tranquilidad, es decir, la necesidad de poder pensar que el hecho de no hacer nada no va a despertar miradas de rencor en los demás, sino complicidad y compromiso.

Quizá son los abuelos sentados en las esquinas de cada calle. O el hecho de que cada calle sea simplemente una extensión de la playa de arena y tierra. O el buen rollo con el que todo el mundo se trata. O las hamacas. Pero lo cierto es que lo que verdaderamente enamora de este lugar es eso, la absoluta separación de la vida normal como evasión mental.

Me acuerdo de mi novia, de mi familia y de mis amigos. Estos últimos no contextualizados dentro del mundo del trabajo en que he conocido a muchos. Simplemente amigos. Toda esa gente está ahí muy presente. Pero del resto de cosas que me componen mi vida, como son trabajo, responsabilidades, bancos, dinero, etc, ni me acuerdo. De eso se trata esta gran evasión. A ciertas horas del día, si nadie me dice que mañana tengo que coger un transfer más avión para volver a mi ciudad de trabajo y volver a la rutina diaria, directamente respondería incrédulo que no sé de qué se me está hablando. Que yo no tengo trabajo, ni responsabilidad ni rutina. El mundo se acaba en la última calle de Jericoacoara.

Bien es cierto que en mi caso, esa rutina a la que, según dicen, vuelvo mañana, está en Rio de Janeiro con un trabajo hasta las cuatro y media cada tarde y con infinidad de actividades lúdico-deportivas. No quiero pensar cuando tenga que pensar en la cercanía de volver a España a, ahí sí que sí, volver a plantearme la vida con compromiso y responsabilidad. Una locura impensable, valga la redundancia, en este momento.

Hoy hemos ido en bugui a unas lagunas paradisíacas. Hamacas dentro del agua. Agua transparente. Calentita. La leche. Para colmo, un grupo de camareros ofreciendo en todo momento zumos, cerveza o caipis. Lo que digo: bastante idílico. Además, el paseo en bugui, una risa. Ahí pegando brincos por las arenas de caminos y dunas agarrados como podíamos a los cuatro caños que conformaban los límites del cochecito.

Mañana queremos ver si alquilamos unos caballos y vamos a Pedra Furada, que se nos sigue resistiendo. El único día que intentamos ir fue ayer pero María le dio la patada a la piedra y medio que se ha roto el dedo :S. Chungo, sobre todo porque aquí apenas hay un puestecito médico y el primer centro médico serio se encuentra a muchos kilómetros de aquí. Por lo visto, la radiografía más cercana estaría en Fortaleza, trescientos kilómetros.

Es un dato más de lo recóndito de este lugar. Junto con lo típico de las calles de tierra y arena, la ausencia de iluminación pública o el hecho de que la electricidad llegase al pueblecito a finales del siglo XX. Ayer, vamos.

Varias curiosidades más. El acalde es español. Así.

Y que hemos conocido a bastantes personas. Muchos hippies, por ejemplo, con los que nos quedamos conversando en lo que intentan vendernos (y consiguen en muchos casos) su propio trabajo artesanal. Hoy es mi primer día, por cierto, con pulserita en el tobillo.

También hemos conocido a un catalán de Girona que está aquí en plan tirado dando clases de surf a los turistas.

En fin, muy buen rollo por aquí. Pena que mañana se acabe, como digo.

Nada más, me voy a duchar y a ver si salimos a dar una vuelta hoy.

Saudaçoes

Pedrão

1 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

Puesssss, mucha envidia sana.

Que dure amigo, que dure ;)

9:36 a. m.  

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