Olha que coisa mais linda

Olha que cosa mais linda, blog cuya URL tiene un error ortográfico provocado voluntariamente para conseguir que no estuviese cogido ya por otra persona, es la respuesta a una larga lista de peticiones para que fuese escribiendo un diario online de mis aventuras y desventuras por el año que pasaré en a cidade maravilhosa.

02 enero 2007

Ya se volvió Aurora.

Quería haber escrito ayer mismo por la noche al volver del aeropuerto de dejar a Aurora. Pero no me apetecía. Estaba con la depre.

Además, había gente en casa. Algunos restos de becarios y amigos de otras ciudades que se han estado quedando aquí en Río en las fiestas. Estuvimos un rato conversando en casa y después salimos a cenar algo. Guay, porque así ahogaba mis penas en comida, que es como mejor sé hacerlo. Me vino bien, porque me aireé un poco y me hizo llevar un poquito mejor la marcha de Aurora.

Ha estado muy bien. Muy intenso. Muy rápido al mismo tiempo. Se me ha pasado demasiado pronto. Pero ha merecido la pena, dónde va a parar.

Lo bueno de todo esto es que no he tenido que ir a trabajar. El veinticinco era lunes, fiesta. El veintiséis y veintisiete nos lo daban de regalo. Esos fueron más o menos los días que estuvimos en Buzios, como ya conté. Ahí en Buzios nos bañamos mucho en el mar. Era lo único que nos salvaba del calor sofocante que hacía. Eso ocasionó que los días posteriores, exactamente jueves y viernes, me sintiese de nuevo con dolor de oído. Fui al hospital y el médico que me vio me dijo que otitis y que me tomase esto y esto. Así que esos dos días no aparecí por la oficina. Resultado: lo que digo, una semana entera sin tener que venir a currar.

Aunque el jueves y el viernes estaba un poco convaleciente, las pastillas que me mandó el médico hacían que me sintiese mejor a partir de las 12h de cada día. Así que aunque no fui a trabajar, sí que me moví con Aurora. Ambos días fuimos a la playa (me da igual si algún jefe lo lee).

Aunque no había un tiempo inmejorable, había nubes, el calor se hacía notar, así que la playa estaba lotada, como dicen aquí, y a Aurora le moló en ambientillo. Además, le hice probar el Mate con Limón (o, como aquí dicen, machi cu’limao). El mate es la hierba que también se toma en Argentina, sólo que aquí la sirven helada y con limonada. Está entre amarga y dulce y viene muy bien porque refresca mucho. Además, los que la van vendiendo son un punto. Se trata de unos tíos que llevan dos barriles a cuestas con sendos grifos (uno para el mate y otro para la limonada). Tú les llamas, les dices “meia-meia” (mitad y mitad) y abren un momentín un grifo y otro momentín el otro grifo. Y ale, ya tienes tu machi cu’limao

El otro día subí por primera vez al Cristo. Además, lo hicimos de noche, que decían que las vistas eran más espectaculares. La verdad es que impresiona. La ciudad de noche es más bonita que de día. Será porque la oscuridad oculta sus muchos defectos. Intentamos sacar varias fotos. La verdad es que la cámara que le regalé a Aurora hace un par de años mola mucho. Si conseguías mantener el pulso firme, te salía una foto nocturna muuy currada. Hay varias que merecen la pena.

También paseamos por el céntrico barrio de Santa Teresa, donde ya había estado alguna vez con José Antonio, su novia y Álvaro. Pero esta vez subimos a dicho barrio, y digo subir porque está en una colina, a través del tranvía que hay desde al lado de los Arcos de Lapa. Todo un espectáculo dicho tranvía (o Bondinho [Bonyiño]). Es antiquísimo y parece que en cada laderilla y cada curva se va a venir abajo. El techo hacía el típico vaivén en plan ñic ñic ñic que parecía que nos íbamos a quedar en el camino.

También estuvimos ese mismo día en la Catedral Metropolitana, que está justo al lado de donde se coge el mencionado tranvía. Es... curiosa. Por fuera, aparte de su peculiar forma, no es gran cosa. Pero por dentro llama muchísimo la atención la poca luz que las vidrieras de colores dejan pasar. Además llama la atención su simetría y, en general, lo moderna que es. Cada adornito o estatua o movida, parece más digna de um museo de arte contemporáneo que de una catedral.

[Joder, ya se há vuelto a volver loco el Word y a pensar que estoy escribiendo em português... si por lo menos fuesen idiomas um poço más distintos, pues me subrayaría lãs palavras y listo. Pero no, como es casi igual, pues se dedica a ponerme y quitarme acentos o a cambiar lãs terminaciones de lãs palavras... yo debería haber nacido chino. Vale... ya lo cambio]

Otro día estuvimos en Lagoa, que es el lago tan grande donde a veces voy a correr. Esta vez cambié el ejercicio físico por un agradable paseo por sus orillas. Hay sobre todo una zona donde hay barcitos con Jazz o Bossa Nova en directo. Muy chulo. Desde distintos embarcaderos, además, te puedes asomar para ver el lago de más cerquita y, aparte, contemplar el Cristo, que está sobre una montaña que limita el lago por uno de sus lados. También hay un árbol de Navidad flotante que cada noche está en una zona distinta. Se va moviendo.

Hablemos de la nochevieja. También moló. Como ya he dicho, habíamos recibido mails de becarios de varios sitios de sudamérica diciendo que estarían por Río para conmemorar la virada de año. En mi casa iba a estar la familia de Dani, mi compañera, pero más o menos nos pusimos de acuerdo en que, aprovechando que son una gente muy enrollada, nos metíamos todos españoles en casa al menos durante el rato que Ramontxu y la Igartiburuntrurusuburuburu se ponían morados de uvas y champán. Eso sería a las nueve de la noche (Medianoche en España). En efecto, a cinco minutos de tal momento, unas cuarenta y cinco personas entre españoles y brasileiros (además de una polaca, un portugués, una brasileña y dos chilenos) nos disponíamos alrededor de mi tele (LG de 29” :D) para tomarnos las uvas. Era un show ver como todos los NO españoles atendían a nuestros intentos de explicación sobre la hora de cuándo sí comer uvas y cuándo no comerlas. Al final simplemente dijeron los brasileiros... “Pedro, tú, como anfitrión, ponte ahí en medio y cuando haya que empezar a comerse las uvas, di YA”. Así que así fue. Aún no lo he visto, pero el becario de Bolivia grabó un vídeo poniendo la cámara sobre la tele del espectáculo. Estoy pendiente de hacerme con dicho vídeo para subirlo al YouTube. Tiene que ser muy gracioso.

Después de eso, y rotura del ascensor mediante, nos fuimos todos a la playa de Copacabana. Ahí tenían un gran fiestón montado. En el agua, varias balsas donde se colocaban las bases de los fuegos artificiales. En la playa, infinidad de puestos para comprar bebida y varias torres de sonido poniendo los tan afamados éxitos brasileiros. La indumentaria, la de costumbre en el lugar: todo de blanco. Molaba mirar a lo lejos y ver que realmente todo el mundo formaba un manto blanquito.

Luego la cuenta atrás. Desde veinte y en portugués. Por nuestra zona se escuchaba sólo en español. En el segundo cero, la batería de fuegos artificiales que, por cierto, yo me esperaba un poco más espectaculares tratándose de Río y tal. Nada... muy normalitos y corrientuchos, nada del otro mundo. Los de San Juan en Badajoz, por citar unos que conozco más o menos bien, aunque más cortitos en tiempo, molan más.

Por cierto, lo que más me mola, no puedo evitar poner una sonrisa socarrona cada vez que ocurre, es cuando todo el mundo (conductores del autobús, cajera en el supermercado, el portero del edificio, camarero en restaurante, etc) me dice “Feliz Ano”. Me dan ganas de decirle… te referirás al tuyo, supongo, porque el mío está como siempre.

De ahí, después de los fuegos, había que cambiarse de playa. Directos a la de Ipanema, donde el macroconcierto con los Black Eyed Peas ya debía estar empezando. Un gran tumulto y demasiadas preocupaciones de ver si seguíamos todos juntos o no me hicieron decirle a Aurora que nos separásemos y siguiésemos ella y yo a nuestra bola. Al fin y al cabo lo único que nos apetecía era estar juntos pasando nuestras primeras horas de 2007, que coincidían con las últimas horas juntos hasta febrero, que voy yo a España.

Así que nos separamos del resto del grupo y nos fuimos solos por calles con menos gente hacia una zona de la playa donde yo me imaginaba que habría menos lío. No fallé. Vimos las ocho o nueve últimas canciones del concierto y luego, tranquilamente, volvimos andandito a casa.

El último día, ayer, fue parasitario. Simplemente haciendo la maleta y mucha tranquilidad camino al aeropuerto. Una vez allí... despedida... lloros y listo. Volvemos al principio de este post.

Vamos a ver si ponemos alguna fotillo :D.

En casa mientras Ramón García explicaba lo de las uvas. En esta foto no sale ni la mitad de la gente que estábamos.



En el Cristo de noche. Aunque un poco movida, me mola la foto



Desde el Cristo, una panorámica noctura de la ciudad con el Pao de Açucar al fondo.



En Copacabana poco antes de la cuenta atrás. Ojalá se viese un poco mejor, porque detrás hay un montón de gente en la playa y al fondo unos transatlánticos ahí anclados esperando ver los fuegos también.



Aurora, que la pobrecita no está ni buena, en la escaleras del barrio de Sta. Teresa.



La Catedral Metropolitana vista desde el tranvía que sube a Sta. Teresa al inicio de su recorrido



Yo antes de meterme en el mar a coger unas olitas con mi Buggie (o Bugy o Boogie o Bugui o como sea) recién alquilado.



Ale, ya está. Seguiremos contando cositas.

Saudaçoes

PC

3 comentarios:

Blogger Ucedaman ha dicho...

Como no te gusta lo de Feliz Ano he recurrido al diccionario de sinónimos:
¡Feliz Recto!

7:19 p. m.  
Blogger Alvarito ha dicho...

Aurora no esta mal, pero tu estas mejor :P

Feliz año... tio bueno :-)

2:57 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

aaaaaaaacho el pedro que esta macizo del todo!!

metieneslocobribon!

4:34 p. m.  

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