Cumple de Mamá!!

Felicidades Mamá. Que lo pases guay :D

Aprovecho para poner la canción del cumpleaños feliz en portugués (que mola, porque en lugar de ser supermonótona como en español, aquí se inventan una frase para cada uno de los cuatro versos).

Parabéns para você,
nesta data querida,
muita felicidade,
muitos anos de vida.

(Felicidades para ti
en esta fecha querida
mucha felicidad
muchos esfínteres años de vida)

En Portugal, además, cantan otra estrofa más, según me han dicho (y alguna vez he oído), pero no sé cómo es.

Pues eso, hoy es el cumple de mi madre. Pero ayer fue el de Alicia. Nos invitó con Caipirinhas caseras hechas por ella misma allí mismo en la playa de Ipanema con el Pôr de sol (la puesta del sol) como telón de fondo. Éramos unos cuantos. Por nuestra parte, además, se unieron ya definitivamente Patricia y María, dos becarias del año pasado del ICEX (es decir, que estaban en la oficina donde yo curro ahora) que han venido a la segunda fase de la beca, que se hace en empresas extranjeras en el exterior. No es obligatorio que te den la segunda fase en la misma ciudad donde estuviste en la primera... pero, por algún motivo, ellas solicitaron volver a Río... qué tendrá esta ciudad.

Así que eso, nos estuvimos echando unas risas allí para posteriormente irnos a un bar donde seguimos con Chopps (cervezas) y alguna que otra caipi más. Pero yo me lo tomé con mucha calma y a la una y pico estaba en casa, que hoy había que currar.

El plan del fin de semana consistirá en ir por el Democráticos hoy, para presentárselo a las visitas (que entre unos y otros, tenemos ahora mismo tres o cuatro visitantes). Además, mañana es el cumpleaños de José Antonio, así que habrá que celebrarlo por todo lo grande, digo yo.

Los brasileños son unos pesados. Tienen una falta de compromiso pasmosa. Ya te pueden asegurar y reasegurar algo, que luego se puede no cumplir perfectamente. Y esto tanto a nivel profesional como a nivel personal. Cuando tuve que regalar a mi amigo invisible de Capoeira, dado lo que aquí apasiona el fútbol, pensé que como yo soy el gringo del capoeira, quedaría gracioso si le regalaba una camiseta de la selección española.

Sabía que la tarea de encontrala no sería fácil, así que me puse más o menos pronto manos a la obra para asegurarme de que lo conseguiría. Lo primero que hice fue mirar en tiendas de verdad, como para comprar la verdadera, pero el precio me echó para atrás, claro. Así que me fui a los vendedores ambulantes de la playa, que siempre llevan camisetas de fútbol de la selección brasileira y de los equipos cariocas (Vasco, Fluminense, Flamengo, etc...). Así que según les decía que quería la camiseta de la selección, la roja (vermelha), ellos me decían ah, sí sí, claro, fácil, yo te la tengo mañana. Quedamos aquí a tal hora. Y que serían cincuenta reales. Y yo me quedaba tan contento. Hasta el día siguiente, que llegaba, encontraba al tío y me decía que no, que no la había conseguido.

Eso los vendedores ambulantes. Pero lo gracioso me pasó cuando desistí de ellos y me fui directo a unos puestos fijos que hay también en la playa donde en algunos de también venden camisetas de fútbol. Ahí la misma historia. Le dije a uno lo que estoy buscando y él, con más entusiasmo si cabe que los otros, me dijo que con absoluta certeza iba a conseguirme la roja. Yo, tan feliz, volví al día siguiente al mismo puesto y me encontré al mismo tipo con un pasotismo que nunca hubiese imaginado después de la seguridad del día anterior. Me miró y me dijo que qué decía, que estaba loco, que cómo voy a encontrar una camiseta de España en Brasil. Yo flipando. El tío diciendo que no, que imposible. Y justo a continuación: espera, que voy a ver si te la consigo, ¿querías la roja o la blanca? (superincoherente) y se fue a otro puesto del mismo mercadillo a preguntar a sus colegas. Al ratillo, vi como volvía con cara de éxito, como si me la hubiese conseguido. Sin embargo, cuando miro hacia sus manos, una mezcla de sorpresa, estupefacción, asombro e intento de comprensión y respeto me invaden al ver cómo el hombre me extiende la camiseta azul de la selección italiana al tiempo que me dice que sí, que por fin, que la había conseguido.

Al de la capoeira le regalé una cartera de piel.

Nos volveremos a ver

Saudaçoes

PC