Olha que coisa mais linda

Olha que cosa mais linda, blog cuya URL tiene un error ortográfico provocado voluntariamente para conseguir que no estuviese cogido ya por otra persona, es la respuesta a una larga lista de peticiones para que fuese escribiendo un diario online de mis aventuras y desventuras por el año que pasaré en a cidade maravilhosa.

01 diciembre 2006

Qué buen rollo de semana en el curro.

Tengo un jefe que mola. Eh! y no lee eso (o al menos eso creo). Así que no lo digo por hacerle la pelota.

Yo creo que si a un jefe le tratas con confianza y seguridad, le molas. No sé. Y si le tienes respeto y haces tu trabajo, pues mejor que mejor. Y, al menos hasta ahora, mi relación con el jefe de la oficina es muy buena.

Ha habido cesiones por parte de ambos para hacer y conceder cosas. Por ejemplo, haberme quedado trabajando algún viernes por la tarde por necesidades del trabajo se ha visto recompensado con flexibilidad en la vestimenta y en los horarios.

Lo primero que nos dijeron en la oficina fue que era obligatorio llevar corbata. Después de un mes de estar llevando corbata y estar un poco cansado de la misma, empecé a darme un poco a la desidia. Por ejemplo, comencé a sólo tenerla en el trabajo y ponérmela al llegar. Pero poco después pasó que llegaba a la oficina y se me olvidaba ponérmela.

Un buen día de esos que no me ponía la corbata (por puro olvido), el hombre me llamó a su despacho. Además de decirme alguna cosa del trabajo que ahora no recuerdo, me preguntó a ver por qué ya no me ponía la corbata. Que recordase que eran las normas de la oficina. Que imaginaba lo que yo pensaría, pero que tuviese en cuenta que era un esfuerzo pequeño y era algo que había que cumplir "porque al capullo del jefe se le había antojado". Todo esto con el semblante serio.

Jeje... yo, lejos de soliviantarme, le dije que para mí era muy costoso traer la corbata todos los días. Que no le veía sentido, que era el informático. Que era el primer trabajo en el que había tenido que llevarla. Se lo decía de buen rollo. Con una sonrisa en la boca. Y con el mayor respeto. Pero la última frase que le dije también hizo que él pasase a tener el mismo semblante que yo, mucho más desenfadado: "Francis, que me digas que traiga la corbata cada mañana es lo mismo que me digas que te ponga un billete de cien reales encima de la mesa todos los días". Se rió.

Así que comenzó una conversación mucho más distendida de todo un poco. Contándonos la vida de unos y de otros, de anteriores becarios, de la novia, de la mujer. Cada vez de mejor rollo.

Después de veinte minutos de charla, le dije "Bueno, volvamos al tema. Si quieres, aunque me va a joder, me pongo la corbata. Pero que eso, que te voy a dejar a ti la decisión". Él me miró con un ápice de duda, pero inmediatamente me dijo "Va, venga, no hace falta que te la pongas, que me has hecho gracia".

Gran triunfo.

Hoy ha sido otro día muy chulo con él. He entrado en su despacho para hablar con él de un trabajo que me mandó hacer. Cuando terminamos de hablar de se tema, le empecé a pedir cosas. De buen rollo, pero yo tenía un poco de miedo, ya que objetivamente parecía pedirle bastante. Este fin de semana y el que viene voy a Argentina. Ambas veces, voy a volver cogiendo (o, dado el caso, tomando) un vuelo de vuelta de madrugada que me va a hacer llegar ambos lunes un poco tarde. Él ni se lo pensó. Me dijo que no me preocupase, que no habría problemas. Que tratándose de algo como un viaje no tenía por qué hacerme problemas. Sólo me dijo que si había cualquier problema con el avión (retraso, etc...) que directamente me lo descontaría de las vacaciones y ya está. Pero vamos, eso es bastante comprensible. Lo mismo exactamente para los dos lunes.

Y ya de paso, él mismo va y me dice: "Bueno, hablando de vacaciones, que lo que he pensado es que seguramente os daremos dos o tres días en Navidad". Si había algo que no me gustaba de este trabajo, eso era los pocos días de descanso que teníamos. Y, qué grande, nos va a dar días festivos en Navidad. Qué alegría me ha dado. Sobre todo porque viene Aurora toda la semana de Navidad, y no me gustaba la idea de tener que ir a trabajar el 26, 27, 28 y 29 y dejarla a ella esperando en casa a que yo volviese.

Pues eso, que el tío es supermajo, parece. De hecho, me sorprende, porque mi antecesor no hablaba muy bien de él. Pero no alcanzo a un ápice de entender por qué.

Bah, eso, buen rollito.

Y eso, que este fin de semana voy para Argentina. Mañana a las nueve y cuarenta de la noche estaré subiendome a un avión que espero que no dé tantos problemas y retrasos como en el viaje homólogo que hice hace mes y medio a Córdoba. El plato fuerte de este viaje será la fiesta de cumpleaños de mi primo Pau, que suele cerrar algún pub para montarse un sarao bastante majo. Aunque sólo he estado en una de esas fiestas. Hace tres años, creo.

No sé si podré escribir antes del lunes.

Saludos!!

PC

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