No es mi culpa...

Si no la de Harry Potter, el hecho que lleve una semana sin escribir en mi blog.

Porque, cómo no, no me faltan cosas que contar. Principalmente que fue la fiesta Juninha en Guapimirim, el pueblo de la novia de Chechu. Una fiesta Juninha es una fiesta tradicional de campesinos. Donde se come comida de campesinos, se bebe bebida de campesinos (principalmente el Quentão, que es cachaça con jenjibre y limón, creo recordar (muy posiblemente recuerdo mal)), se hacen cosas de campesinos y se bailan bailes de campesinos. Amén de que se llevan las ropas de campesinos.

Muy muy gracioso todo. Al final, no es sino otra excusa más para pegarse un buen fiestón, solo que en esta ocasión tiene mucho de encuentro familiar a donde acuden grandes y pequeños.

La pena, es que este pueblo está en la sierra. Y si a eso le unimos que está haciendo en la región las temperaturas más bajas desde hace trece años, pues un poquillo de frío sí que hemos pasado. Bueno, ríete tú... porque son las temperaturas más bajas en trece años, pero yo lo mínimo que he visto en Río han sido catorce grados centígrados. Pero eso sí, para ir a la playa no da.

En el trabajo mucha tranquilidad y buen rollo últimamente. Se nota que se empieza a acabar. No sólo nuestra beca, sino lo que es el cierre de la oficina. Esto significa también que me está empezando a tocar empaquetar todo el equipamiento informático de la Embajada que ya no está siendo utilizado ni lo será más.

Además, la jefa se ha tirado dos días de vacaciones (mañana vuelve) y el Consejero, entre que está de mudanzas, de cancelar contratos, de despedidas y demás, pasa algo menos por la oficina. Así que tranquilidad mayor.

He ido varias veces a jugar al tenis con Zezinho a la lagoa. Pero eso, con un poquillo más de rasca. Dicen que las temperaturas van a subir. Por lo pronto ayer ya salió el sol, porque se había tirado una semana lloviendo.

Y menos mal, porque si el tiempo mejora, no le pillará malo a mi hermana y resto de familia, a quienes no les falta nada para llegar ya. Mi hermana estará por Buenos Aires a partir del lunes y el sábado siguiente ya la tengo por aquí. Qué ilusión. Así que también es un poco de eso, de organizarles los hoteles donde se van a quedar, los paseos que van a hacer y demás cosas.

Harry Potter esta muy emocionante. ¡Qué impotencia no poder ir un poquillo más rápido por estar en inglés! Pero bueno, ya me voy por la mitad de setecientas sesenta páginas. Eso en una semana. Espero que en otra o un poquillo más me lo haya podido liquidar.

Foto de la fiesta Juninha. Todos en grupo.



Saliendo al baile a los brazos de Patricia



Jugando al tradicional juego de las sillas



Haciendo el tonto al día siguiente en unos columpios



Y ahora un par de fotos de cuando fui con Mai a Petrópolis. Una en el Palácio Amarelo, que es la sede del Ayuntamiento.



Y otra junto a la estatua de Don Pedro, que es el que da nombre a la ciudad, claro.



En fin, nada más por hoy. A ver si Harry me deja escribir un poquito más a menudo.

Beijos!

Pedro